¿Cuántas ves hemos escuchado o leído «lo que hemos de aprender tras el COVID–19»?
Ya sabemos que este verbo transitivo nos posibilita «adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia» y más de una vez ya he declarado cuánto me cuesta estudiar pero lo mucho que me atrae el autoaprendizaje.
Perdóneme quien se sienta ofendido porque suela equiparnos con otros animales menos racionales, pero pienso que al igual que ellos los humanos aprendemos principalmente tras experimentar factores negativos: error, pérdida, castigo, enfermedad, privación, ... en vez de aprender: de los niños y de nuestros mayores, de algunas personas realmente sabias y de nosotros mismo, de la vida, ... Pero a diferencia que otros seres vivos parece ser que los conocimientos innatos los perdemos infinitamente más rápido que adquirimos otros realmente útiles.
Los tutores podrán esforzarse estoicamente y utilizar desde las técnicas más clásicas hasta las más alternativas pero sin la voluntad del aprendiz -y un mínimo de memoria donde fijar lo aprendido- es difícil lograr resultados óptimos. Muchos han escrito el camino: poder hacerlo, querer aprenderlo y saber cómo lograrlo. Demostrarlo o no, es otro asunto.
Durante y tras los periodos crisis algunos motivadores e inspiradores suelen hacer caja aprovechando el desconcierto y la desesperación, aprovecharnos de los conocimientos adquiridos por unos y de las frases bien dichas por otros está a nuestra alcance.
¿Qué llevas aprendido tú desde el inicio del Estado de Alarma? Escucha este NMHA pues seguramente te contemos algo común.
Texto: Miguel Tébar, periodista musical