Las Medallas de Extremadura reconocen los valores del deporte, la educación y el emprendimiento en un recogido acto el claustro de Presidencia de la Junta
Todos los galardonados llamaron a poner en valor la solidaridad y el esfuerzo
Se entregaban las Medallas de Extremadura en un recogido acto celebrado en el claustro de la Presidencia de la Junta, en vez del Teatro Romano de Mérida. La primera medalla era entregada al Colegio San Antonio de Padua de Cáceres, que este año celebra el centenario de su creación. La recogía el padre franciscano Isidro Moruno quien destacaba la labor del centro no solo en la inculcación de conocimientos sino, también, en valores y rendía homenaje al ya fallecido director Francisco Arias. Recogía otra medalla, José María Fernández de Vega, cineasta responsable de ‘The Glow Animation Studio’ y ganador de un Goya por ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’. Fernández reclamaba ayudas apara llenar Extremadura de cine y llamaba a quitarse complejos y atreverse a soñar. Kini Carrasco, deportista paralímpico cacereño especializado en el paratriatlón, recogía su medalla y recordaba a los que como él, han perdido algo en su vida, en su caso un brazo en un accidente de tráfico, y rememoraba a su padre llamando a esforzarse y hacer las cosas bien. Otro galardón recaía en Josefa Gómez Sánchez, matrona natural de Campanario, de 96 años de edad, que comenzó a ejercer su profesión en 1956. En su nombre, su hija, Ana Escudero Gómez, hacía extensivo el galardón a los profesionales de la sanidad, de antes y ahora. Medalla de Extremadura también a los Institutos Zurbarán y Bárbara de Braganza de Badajoz, ex aequo, con 176 años de existencia al provenir del original Instituto Provincial de Badajoz. Sus directores, Rafael Domínguez y María Dolores Mejías, respectivamente, destacaban el papel de todos los implicados en la educación en esta pandemia, su compromiso de futuro e igualdad, y hacían extensivo el premio a todos los centros educativos. Cerró el acto con el discurso ciudadano, la que fuera en 1996 Medalla de Extremadura y campeona olímpica en gimnasia rítmica ese mismo año, Nuria Cabanillas, quien ponía en valor el esfuerzo y dedicación de los deportistas en disciplinas como la suya que no atraen al gran público, pedía apoyo económico para la formación deportiva de élite en Extremadura y llamaba a todos, en el marco de la pandemia, a la unión y el compromiso.