OPINIÓN

Y, por fin, llegó la lluvia...

Pedro Valero, presidente de ASAJA Elche, destaca la necesidad de aprovechar todos los recursos hídricos disponibles para hacer frente a la sequía

ondacero.es

Elche | 21.02.2018 09:48

Pedro Valero, presidente de ASAJA Elche | ASAJA

El pasado 23 de enero, presentamos la campaña de hortalizas de invierno y, entonces, además de anunciar la cantidad y calidad de los productos que los empresarios agrícolas de Elche obtendremos hasta mayo, mes en el que previsiblemente finalizará la misma, tuvimos que transmitir la asfixia que sentíamos por las consecuencias que podía tener la falta de agua para riego. Era muy predecible que la dramática situación afectaría muchísimo. Había transcurrido ya un tercio del periodo de recolección y aunque estimábamos que las cantidades totales podían alcanzar los 21 millones de quilos, unos 14 millones de éstos, es decir el 66% de la producción total, pendía de un hilo. Dependíamos de obtener más recursos hídricos y este hecho parecía no llegar nunca. Por fortuna, actuó el cielo y, por fin, llegó la lluvia que tanto estábamos esperando. Gracias a él, la situación ha cambiado en gran medida y ahora tenemos muchas más opciones de acabar la campaña normalmente.

Los beneficios que hemos recibido de estas precipitaciones son de dos tipos. Por una parte, hemos ahorrado riegos y por otra, las infraestructuras con las que cuenta Riegos de Levante permiten elevar el agua sobrante desde el final de los azarbes y la cola del Segura. Gracias a que las lluvias han sido abundantes en este punto del río, casi se ha podido completar la capacidad del embalse de El Hondo. Los recursos que se almacenan ahí son de baja calidad por su elevado índice de salinidad, pero, seamos sinceros, algunos cultivos la toleran. Los próximos meses podremos utilizarlos y recordemos también que los biólogos han pedido que circule el agua para regenerar los ecosistemas, evitando que este paraje se convierta en un saladar que impida la vida de numerosas especies. Podremos emplear también el agua que más hemos apreciado desde hace décadas, la del Embalse de Crevillente. Éste, desde su construcción en 1985, ha contenido el líquido de mayor calidad proveniente del Trasvase Tajo-Segura. Por desgracia y como consecuencia del cierre de esta infraestructura, la situación ha cambiado y ahora sólo recibe las miserias de la desaladora o de los pozos de sequía del Sinclinal de Calasparra.

Lo ideal sería disponer de agua suficiente en el embalse de Crevillente para atender todas las necesidades de los cultivos de nuestras tierras, que proporcionan trabajo y riqueza, pero hay que ser realistas, por lo que estamos viendo, ni en épocas de sequía, ni en otras que podríamos calificar de “normales”, contaremos con estos aportes. Por ello, apelo a la responsabilidad de los empresarios agrícolas, que deben tener en cuenta que la cantidad que llegue al Embalse de Crevillente será siempre escasa. La lógica impone que aprovechemos todos los caudales posibles, incluso los de baja calidad.

Somos una de las comunidades de regantes que más hemos invertido en modernización de toda España, pero debemos seguir haciéndolo, ya que, por ejemplo, falta completar una conducción importantísima que sirva para conectar El Hondo con el Embalse de Crevillente para que en periodos de lluvias, los caudales de buena calidad que lleguen a El Hondo, puedan transportarse hasta Crevillente. De momento, tenemos un sistema con dos embalses reguladores que recogen dos clases de agua según calidad y que constituye la mejor forma de rentabilizar los escasos recursos de los que disponemos en la actualidad y con los que contaremos en cualquier época, pues nuestra historia demuestra que siempre serán limitados.

Para ello hay que mantener el sistema de reparto actual que permite al empresario agrícola solicitar recursos hídricos de un tipo u otro según el cultivo al que va destinada. Expliquémoslo de manera más práctica. Contamos con tres supuestos:

El cultivo sólo admite agua de calidad. Solicitemos riegos del Embalse de Crevillente.

El cultivo admite agua de peor calidad. Solicitemos recursos de El Hondo.

También podemos intercalar ambos tipos para una mayor eficiencia de los recursos disponibles.

En las zonas que existe el sistema de riego por goteo centralizado, los aportes llegan desde el embalse de Crevillente por esta red de tuberías y los de El Hondo por las conducciones antiguas. En las zonas que todavía no existe el goteo lo que se hace es alternar días de riego con un tipo de agua u otro. Podemos concluir estas líneas diciendo que es muy importante la lucha por conseguir caudales de donde sea posible en estas épocas de sequía. Por ‘suerte’, este sistema de reparto con la utilización de dos tipos de agua diferenciados por calidad es una forma de gestión hídrica que la experiencia de muchos años nos ha demostrado que es muy conveniente.