JORNADAS INFORMATIVAS EN EL HOSPITAL INFANTIL NIÑO JESÚS

La fertilidad: el reto invisible entre los jóvenes con cáncer

Afrontar los posibles efectos secundarios del tratamiento oncológico sobre la sexualidad y la fertilidad, y tomar decisiones sobre una futura planificación familiar, supone un gran reto para el adolescente.

Júlia Trullà

Madrid | 15.12.2023 16:43

La fertilidad: el reto invisible entre los jóvenes con cáncer | CLÍNICA MARGEN / EP

Recibir un diagnóstico de cáncer es probablemente una de las noticias más complicadas de encajar. En un momento vital como en la niñez o la adolescencia, el reto es aún mayor. Es mucha la información que reciben en esa primera consulta, las dudas que aparecen, los sentimientos que se despiertan como el miedo, la tristeza o la ansiedad… Y a ello se suman preocupaciones como el riesgo a la infertilidad a causa de los tratamientos oncológicos. Este viernes ha tenido lugar en el Hospital Infantil Niño Jesús una “Jornada sobre el cáncer del adolescente y los Trastornos de la Fertilidad”, para hablar precisamente de la fertilidad en los adolescentes que sufren cáncer, ya que es uno de las preocupaciones, que a veces pasa desapercibida en una edad tan temprana, pero que afectan de forma importante a la calidad de vida de los pacientes y puede ser causa de trastornos del estado de ánimo como estrés, ansiedad o depresión, problemas de autoestima o dificultades en las relaciones sociales.

En estas jornadas varios profesionales sanitarios y pacientes han podido compartir sus vivencias, expresar cómo viven esta enfermedad y cómo podrían mejorar la relación entre profesional y paciente y avanzar juntos, procurando que este proceso sea lo más fácil posible para el enfermo. Y es que, según una encuesta realizada en la Unidad de Oncología del Adolescente del Hospital Niño Jesús, el 65% de los adolescentes con nuevo diagnóstico de cáncer consideran muy importante para su calidad de vida los aspectos relacionados con la fertilidad. Su preocupación sobre este tema surge desde el primer momento en que reciben el diagnóstico inicial de cáncer y, en la mayoría de los casos, recibir esa información es interpretada como un signo o expectativa de curación. Además, la implantación de un programa de oncofertilidad en esta Unidad ha contribuido a incrementar hasta un 91% el porcentaje de pacientes que reciben información sobre el riesgo de infertilidad asociado al tratamiento.

Desde el principio, los profesionales informan a los pacientes del diagnóstico inicial, les hablan de la enfermedad y del plan de tratamiento pero también procuran hacer consultas muy frecuentes para abordar los efectos porque "la fertilidad es uno de ellos pero también se van a enfrentar a interrumpir su vida escolar, despegarse del círculo de amigos, perder el pelo, percibir cambios físicos importantes y volverse dependientes de la familia y del sistema sanitario", explica la coordinadora de la Unidad de Oncología de Adolescentes del Hospital Niño Jesús, Maitane Andion.

La parte de la fertilidad, que los jóvenes muchas veces en plena adolescencia aún no se han llegado a plantear, la reciben como una causa extra de estrés pero "a medida que pasa el tiempo y con soporte psicológico entienden que es algo importante y solo el hecho de informarles mejora las secuelas que puedan quedar a medio plazo, les permite tomar decisiones y planificar el futuro. Cuando planteamos opciones de preservación les transmitimos expectativas reales de curación y es un punto positivo que les ayuda a enfrentarse a la enfermedad", apunta Andion.

También es importante entender que el riesgo de infertilidad no afecta por igual a todos los pacientes. Depende, entre otros factores, de la edad, del estadio puberal, de la enfermedad de base y del tipo de tratamiento que va a recibir el paciente. "Es importante el estado puberal al diagnóstico, si van a recibir cirugía, quimioterapia, si van a recibir o no un trasplante de médula, si van a recibir radioterapia en las zonas claves que es la pelvis o el abdomen. Todos esos factores van a condicionar que podamos estimar el riesgo que tiene cada persona de manera individualizada y hablarles de un riesgo bajo, medio o alto para que puedan decidir qué pueden o no hacer para el futuro", añade Andion.

Amanda superó un cáncer y es madre con 23 años

A Amanda le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda con 8 años, el tratamiento de quimioterapia funcionó pero a los tres años recayó. Finalmente un trasplante de médula de su hermana le salvó. Cuando estaba a punto de perder la esperanza, lo consiguió y ahora, con 23 años es mamá de un niño 4 meses gracias a la ovodonación, una técnica de reproducción asistida en la que el ovocito lo aporta una mujer donante, para ser implantado en una mujer receptora que desea ser madre. "Cuando recaí tuve mis dudas, me hicieron estudios y me dijeron que la reproducción que podría haber tenido que no era posible. La quimio había matado a mis ovarios y no había manera de ser mamá, pero yo seguí investigando y en 2020 recurrí a la ovodonación, fui a por ello, me hice el tratamiento con mi marido y por fin conseguimos a la primera a mi bebé. Estamos muy contentos. Mi sueño era ser madre, a mi me lo chafaron en su momento, pero yo nunca me rendí", relata Amanda.

Recursos para los pacientes oncológicos adolescentes

El circuito de oncofertilidad del Hospital Niño Jesús ofrece a las adolescentes la técnica de vitrificación de ovocitos que consiste en la congelación de ovocitos maduros para uso a través de técnicas de reproducción asistida en la edad adulta. En las niñas que no han tenido la primera menstruación se puede realizar la criopreservación de corteza ovárica, es decir, la congelación de un fragmento del tejido ovárico que será reimplantable en la edad adulta para recuperar la facultad reproductiva.

En el caso de los varones adolescentes puede realizarse la crioprerservación seminal, que les permitirá utilizar su propio esperma para técnicas de reproducción asistida en el momento que consideren. Además, a lo largo del próximo año la Unidad incorporará un nuevo proyecto experimental de criopreservación de tejido testicular que supone actualmente la única opción para los varones que no han alcanzado aún la pubertad.