El verano y el helado van unidos de la mano
‘El verano y el helado van unidos de la mano’… La verdad es que me acabo de inventar esta frase y no pretendía hacer un pareado, pero es una realidad. Porque si buscamos algún producto que nos refresque y nos endulce a la vez, nada mejor que un riquísimo helado. Por supuesto hablamos de helados artesanales y hechos con mucho mimo. Modernas y míticas, hoy en Pá Comerse Madrid le ponemos un punto fresco…
Y empiezo por la que es para mí una de las mejores de Madrid, la Heladería Los Alpes. Lleva desde 1950 y fue creada por un italiano y su esposa española, y ahora son sus nietos quienes se encargan del negocio. Seleccionan con mimo los ingredientes que utilizan para su elaboración totalmente artesanal, donde buscan el perfecto equilibrio en azucares, grasas y sólidos. Cuentan con más de 50 sabores, y algunos cambian según la temporada. El mantecado, de vainilla a base de yema de huevo es el favorito de muchos, aunque confesaré que mi preferido es el de nata, porque es de auténtica nata con el 38% fresca. Su sorbete de Horchata de chufa, con D.O. Chufa de Valencia, es increíble también. Tienen bajos en azúcar, que no pierden su sabor. Podemos comprarlos en su tienda ‘de toda la vida’ en la calle Arcipreste de Hita y otra en Torrelodones.
Otra de las mejores es la Heladería Sienna que desde el Barrio de Salamanca, en Narváez, 62. Llevan desde 1974 años endulzándonos y refrescándonos la vida. Más de 50 sabores, todos ellos creados en su obrador por el maestro heladero Alberto Romero, sólo con ingredientes naturales. Destacan por su cremosidad, y a mí me trae recuerdos de infancia ya que me llevaba mi madre a tomar helado de leche merengada que le encantaba, mientras yo me tomaba una horchata, que también elaboran muy rica. Acaban de sacar un helado de arroz con leche muy rico por su 50 Aniversario, que no hay que perderse… Tienen un sabor muy de Madrid, el helado de violetas.
Si buscamos alguna de más reciente apertura, nos vamos por ejemplo a Kalúa, en la calle Fuencarral 131. Aunque no es tan nuevo el concepto ya que la fundó un italiano en Buenos Aires en 1982. Los elaboran diariamente, lo que les proporciona frescura y un sabor genuino, además utilizan ingredientes naturales y materias primas de alta calidad como nueces de Sorrento, pistacho de Bronte o turrón de Jijona, entre otros. Tienen más de 40 sabores de helados artesanales, entre los que destacan: chocolate, oreo, muerte por chocolate, mascarpone con dulce de leche, pastel de limón, carrot cake, turrón… La tarrina de medio litro, por ejemplo, cuesta 11,50€ y dejan mezclar hasta 3 sabores. Además de tomar allí y llevar, se pueden pedir a domicilio.
Helados gourmet encontramos en Rocambolesc, en el Mercado de San Miguel. Diseñado por el gran pastelero Jordi Roca, del restaurante con 3 estrellas Michelin El Celler de Can Roca, junto a su mujer Alejandra Rivas, ya que es confiesa ser adicto a los helados desde pequeño, Esta es una heladería muy especial como todo lo que ellos hacen, no sólo porque son heladeros o pasteleros, sino que también incorporan en el proceso creativo a profesionales muy distintos, diseñadores gráficos, científicos, un equipo transversal que tiene como objetivo evolucionar, crecer con la experiencia de atención al cliente. Atención a los increíbles sabores, como el de helado de manzana al horno, con toppings de manzana caramelizada, manzana cocida y galleta de mantequilla, o el de vainilla y chocolate, pero por supuesto con mucha complejidad detrás. También preparan polos como el divertidísimo Rocana, un polo elaborado con fresas y agua de rosas, hecho con un molde 3D con la forma de la nariz de Jordi Roca.
Otra gran heladería es Bico de Xeado. Sus helados nacen en una granja gallega de Miño, donde viven sus vacas de las que extraen la leche de primera calidad o como ellos dicen, de vacas felices. A sus tiendas llegan deliciosos sabores elaborados con ingredientes naturales. Están en la calle Arenal, en el C.C Xanadú, además de en varios puntos de venta y restaurantes que los incluyen en sus cartas de postre. Sabores como arroz con leche, Requesón de A Capela con higos caramelizados, café de pota, un fresquísimo limón con albahaca, y uno que he probado y que me parece sublime, incluso para acompañar en verano a un solomillo: el helado de pimientos de padrón.