El consumo de agua por persona en temporada se duplicó en 2020 pese al descenso en el consumo total del 16%
Se mantiene a lo largo del año la relación entre agua subterránea-agua desalada.
El análisis del consumo de agua vinculado al turismo durante el
año pasado demuestra, según los últimos datos del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation recopilados por la Alianza por el Agua de Ibiza y Formentera, que la pandemia del coronavirus también se notó durante la temporada turística del año pasado ya que en los meses estivales se consumieron en Ibiza 8,14 hm3de agua, un 16% menos que en 2019 cuando este consumo ascendió a los 9,69hm3.
Si se compara el conjunto de datos mensual del año, en la isla de Ibiza el consumo de agua fue mayor entre mayo y octubre que durante el resto de 2020 tanto si nos fijamos en las ratios de consumo como por individuo como en el volumen consumido. Así, el volumen de agua consumida durante la temporada alta supuso en 2020 un 58% del total anual. También la ratio de consumo fue superior durante dichos meses y mientras que en temporada baja la ratio de consumo por individuo fue de 204, -dato similar a los 203 registrados en 2019-; en temporada alta este creció hasta los 396 litros; es decir, prácticamente el doble que en 2019 y que en temporada baja.
“A diferencia de los datos de 2019 y por comparación, vemos que se da un aumento en el consumo de agua que no fue proporcional al aumento de la presión humana ya que pese a que vino menos
gente, el consumo por persona creció alarmantemente”, señalan desde el Observatorio de Sostenibilidad de Ibiza. “Un crecimiento tan desproporcional es difícil de explicar”, reconocen, aunque según el análisis del Observatorio de Sostenibilidad de Ibiza, puede ser debido a diferentes motivos.
Por un lado, la municipalización de redes privadas puede haber supuesto un aumento en el volumen de agua captada; por otro lado, al haber aumentado la calidad del agua de abastecimiento, varios
núcleos que tradicionalmente se habían autoabastecido mediante “perforadas” pueden haberse conectado a las redes municipales, lo cual se puede haber traducido en un aumento del consumo de
la red que, a diferencia de las perforadas, sí queda registrado. Por último, según indican desde el Observatorio, pese a que en 2020 se registró una menor presión turística a causa de la pandemia, el
mantenimiento de las infraestructuras destinadas al abastecimiento requiere de un volumen de agua mínimo que, ante la bajada de presión humana, se ha computado en base a un menor número de
personas por lo que el resultado de la ratio puede haber sido superior.
En lo referente al volumen de agua consumida durante los meses de temporada alta en comparación con el total consumido anualmente por municipio, se constata que, al igual que ocurrió en 2019, el
municipio donde mayor consumo se registró en temporada alta en comparación con el consumo anual fue Sant Joan (65%), que a su vez sería el municipio donde menor volumen se consume tanto
en temporada alta como en el cómputo anual. El segundo y tercer municipio con mayor consumo en temporada alta de 2020 fueron Sant Josep y Sant Antoni (59%), seguido de Santa Eulària (57%), y Vila (56%) en último lugar.
Con respecto al origen del agua consumida, parece que se ha mantenido a lo largo del año la relación entre agua subterránea-agua desalada. En términos globales, el consumo de agua desalada durante la temporada baja fue de un 70%, y durante la temporada alta de un 69%, prácticamente misma relación a lo largo del año.
Oportunidad perdida
“El año 2020 ofrecía la oportunidad de revertir la situación de sequía, minimizando la extracción de aguas subterráneas y así pudiendo permitir la recuperación de nuestros acuíferos en mal estado” indican desde el Observatorio desde donde lamentan que “no obstante, se ha mantenido el consumo de agua subterránea durante los meses de menor presión, volviendo a entrar en prealerta
por sequía en octubre del mismo año.”
Y es que, debido a la situación ocasionada por la COVID-19, en la totalidad de 2020 la demanda urbana de agua en Ibiza disminuyó un 13% respecto del año anterior. El análisis de los recursos consumidos muestra además que la demanda urbana de agua subterránea se redujo en dicho periodo un 19% mientras que el consumo de agua desalada a nivel insular disminuyó un 9%. Esto supone que además de decrecer la cantidad de agua consumida, esta disminución ha sido superior en lo referente al agua subterránea que en el consumo de agua desalada.