Ver procesionaria en febrero ya no es excepcional
Las temperaturas suaves que se registran en invierno y la escasez de lluvias hacen que cada vez sea más habitual ver orugas procesionarias en los parques y en los montes. Son factores que engañan a las orugas que deciden salir de su nido y bajar hasta el suelo. Es ahí donde pueden suponer un peligro, sobre todo, para niños y animales.

Oruga procesionaria/Pixabay