El delegado en Aragón de la Organización de Consumidores y Usuarios, Alejandro Marín, señala que el de las pequeñas reformas es un ámbito de consumo que suele suscitar numerosas quejas. En los casos menos graves, no es extraño que los trabajos se prolonguen más allá de los plazos comprometidos por los constructores; en los más extremos, se dan casos en los que las obras se prolongan de forma incomprensible o, incluso, no llegan a acabarse porque un buen día los obreros dejan de aparecer.
Muchas veces, lo barato sale caro. Aunque se trata de casos muy puntuales, hay clientes que han adelantado importantes cantidades de dinero a cuenta a supuestos profesionales de la construcción que ofrecen precios llamativamente baratos, que acaban desapareciendo con el dinero, apenas empezada la obra; por lo que la cantidad perdida hay que sumar la que hay que invertir en otro profesional que acabe el trabajo.
Para evitar quebraderos de cabeza, conviene primero asegurarse de la solvencia de los profesionales y no dejarse deslumbrar por precios muy baratos, revisando incluso si el profesional o empresa están inscritos en el IAE. En cualquier caso, Alejandro Marín recomienda redactar un contrato donde se recojan todas las condiciones de la obra, como el compromiso de los pagos a cuenta, los plazos o los detalles de la obra.