Por lo general, el microcrédito es el último recurso cuando apremia la necesidad. Una opción desesperada que puede acabar por convertirse en pan para hoy y hambre para mañana. En los últimos años son multitud las firmas financieras que han aflorado para ofrecer productos que invitan a hacer frente a un imprevisto o llegar a fin de mes haciendo accesible, de forma sencilla y rápida, el ingreso de unos cientos de euros para salir del apuro.
Pero ese alivio se puede convertir fácilmente en un problema mayor. No es lo normal que alguien con una mínima solvencia recurra a productos de estas características, donde los intereses son muy superiores a los de un préstamo personal convencional. El experto de la asociación de consumidores ACTORA, Luis Manuel Lamata, recomienda a quienes puedan sentirse tentados a recurrir a estos créditos a comprobar el T.A.E. Este índice refleja el interés que se va a abonar junto a los gastos y comisiones del préstamo.
Para hacerse una idea de lo que supone recurrir a estos microcréditos, Lamata explica que mientras el T.A.E. de una hipoteca normal puede estar en torno al 2%, su asociación ha llegado a encontrar microcréditos con un 4.600% T.A.E. Al buscar a un perfil de cliente de escaso poder adquisitivo o problemas como la ludopatía, es fácil que se genere una gran bola de nieve que les acaba aplastando, al ir suscribiendo nuevos préstamo para pagar el anterior. La buena noticia para esas personas es que a través de las organizaciones de consumidores, muchos jueces están exonerando del pago de los intereses gracias a la ley que prohíbe la usura en España desde 1908.