Los agricultores turolenses celebran el día de su patrón, San Isidro, mirando al cielo más que nunca y con la esperanza puesta en que lleguen las lluvias para poder salvar algún cultivo de regadío.
En Cella miran con preocupación a su emblemática fuente, que según las previsiones dejará de dar agua en un plazo de dos semanas.
De momento no han sembrado el maíz ni el girasol, aunque aseguran que las patatas, con marca de calidad propia, tienen el agua garantizada. Eso sí, su producción también se va a encarecer porque se han tenido que sembrar en otras parcelas no habituales pero que tienen el riego garantizado.