Cuando parecía que el bocadillo de Wayne Shaw se iba a quedar en una anécdota, la Federación Inglesa ha decidido poner la lupa precisamente sobre ello.
Se está llevando a cabo una investigación en la que se quiere ver la posible relación de este hecho con un fraude en las apuestas, ya que en una casa de apuestas se pagaba ocho libras por cada una apostada si Shaw se comía algo durante el partido.
Esto podría acabar en una sanción para el portero, que reconoció que "pensó en hacer una broma" cuando no había más cambios y el partido iba 2-0.