Y sin mucho ruido, el Atlético ya es segundo en la clasificación. Sin demasiada regularidad, y a veces también sin excesiva brillantez, el cuadro de Simeone es en estos momentos el equipo en el que el Barça debe fijarse. Tras la derrota por paliza del Real Madrid en el Clásico, los rojiblancos hicieron su trabajo sumando los tres puntos ante el Real Betis en el Benito Villamarín con gol de Koke para ser el mayor aspirante al liderato que está en manos del Barcelona.
Lo son gracias a un partido en el que mostraron todas las virtudes que han hecho de este Atleti un aspirante a todo. Con colocación, con táctica, con intensidad. Y también con generosidad, con esfuerzo y con fútbol. Un fútbol que se presupone en jugadores de tal calidad. Eso sí, como manda la historia rojiblanca, les tocó sufrir para hacerse con los tres puntos. Aunque fueron mejores, aunque el gol de Koke llegó pronto, no terminaron nunca de cerrar un encuentro que llegó abierto hasta el pitido final.
Todo a pesar de que no tardó demasido en llegar el 0-1. Y llegó con una de las señas de identidad del Atlético. Intensa presión ante la salida del rival en la que cayó Xavi Torres. El mediocentro no sabía por dónde le iban llegando los rivales y al final perdió el cuero ante Koke. El 6 fue el que cerró la jugada tras un rechazo de Adán para marcar el tanto. El único y definitivo tanto del envite.
Muchas ocasiones para el 0-2 y todas falladas
No fue porque no lo intentaran, pero a este Atleti le falta gol. Le falta matar los partidos. Le falta poder vivir con tranquilidad y que la pelota entre. Con Carrasco desbordando como quería y con Torres potente y siempre buscando los espacios, nadie acertaba a meter el cuero en las redes rivales. Perdonó, perdonó mucho el Atlético en una primera parte que bien podría haber tenido un resultado muy diferente.
Pero no lo tuvo, pues la realidad decía que la diferencia entre el Betis y el Atlético era de un solo gol, y al término de los 90 minutos lo que cuenta es lo que diga el luminoso. Los puntos no se dan por ocasiones sino por goles, y los del Cholo no acertaron de nuevo con el arco rival. Con Adán lesionado y con Giménez en la puerta bética, ningún rojiblanco fue capaz de atinar. No fue porque no tuvieran opciones, pues a la gran cantidad de saques de esquina que lanzaron se juntaron fallos en contras clarísimas y un remate al poste de Antoine Griezmann.
De nuevo les tocó sufrir a los rojiblancos, que se están aficionando demasiado al peligro y a vivir al límite. Oblak intervino poco, pero lo que intervino fue con acierto para mostrar sus dotes y para demostrar que es de los mejores porteros de la Liga, de Europa y del mundo. El esloveno despejó a mano cambiada un disparo potente y colocado de Cejudo, que a la postre sería la ocasión más clara que tendría el Real Betis.