Just Philippot dirige ‘La nube’: “Un thriller agrícola que termina en una película catástrofe”
La ópera prima del cineasta francés, que llega este 9 de abril a los cines españoles, mezcla fantasía, terror y realidad para formar un thriller vertiginoso | Más cine y series, en Kinótico
En un momento como el que vivimos, en el que las ciudades nos ahogan y aumentan nuestros deseos de salir de ellas y escapar al campo, Just Philippot [París, 1982] nos trae ‘La nube’, una historia ubicada en el entorno rural que, lejos de darnos un respiro, nos provoca una sensación cercana a la asfixia. Esta semana el director francés aterrizaba en el Cine Embajadores de Madrid para presentar su ópera prima, una película que ya conquisto festivales como el de Sitges, que pasó por la Semana de la Crítica de Cannes 2020 y que llega este 9 de abril a los cines.
‘La nube’ cuenta la historia de Virginie [interpretada por Suliane Brahim, que ganó el Premio a la Mejor interpretación femenina en el Festival de Sitges], una viuda que vive en una granja con sus dos hijos adolescentes y que se dedica a la cría de saltamontes. Esta madre empieza a tener dificultades económicas, lo que le obliga a aumentar el ritmo de trabajo. Para ello, recurrirá a medidas drásticas que le harán perder el control sobre su vida y que también afectarán a las vidas de las personas que le rodean.
Familia, ecología, animales, producción en el mundo rural, precariedad… ¿Cómo ha sido el trabajo de unir estos elementos tan naturalistas en una película de fantasía y terror?
El objetivo para mí en esta película era contar una historia extremadamente sincera. Diría que incluso una historia real. Y para contar una historia real tenía que partir de personajes a los que nos podríamos haber encontrado en la calle, en un pueblo, en el campo… Así que mi trabajo fue tomar esta historia, que se parecía mucho a una película de género americano, y adaptarla a nuestro entorno agrícola francés. Finalmente había que incorporar una parte de documental a una película fantástica, y encontrar poco a poco esos mecanismos, esa manera de introducir la mentira en la realidad e ir modificando lo cotidiano para bascular hacia una película fantástica. A menudo digo que ‘La nube’ es un thriller agrícola que termina en una película catástrofe.
A pesar de que la suya sea una película del género fantástico, habla sobre nosotros como seres humanos, como consumidores, como madres que harían cualquier cosa para sacar adelante a sus hijos… ¿Cree que es una película que invita a reflexionar?
Sí, lo espero. Cuando uno hace una película tiene el deseo de crear debate, pero también quería tener presente que el cine es un objeto de placer. Era como llevar al espectador hacia un cine de espectáculo pero al mismo tiempo haciendo una reflexión clara y haciéndole, quizás, pensar sobre cierto discurso. Creo en la posibilidad de un cine que nos hace reflexionar y debatir juntos para no ser simplemente consumidores pasivos.
En ‘La nube’ no hay demasiados personajes, pero el escenario tiene mucha importancia. Invernaderos, una granja alejada de todo con muy pocas comodidades… ¿Cómo es grabar una película de esta envergadura en un ambiente tan rural?
Obligatoriamente el cine está lleno de dificultades y técnica, pero lo que hemos conseguido es explotar el escenario como si fuera un lugar cerrado. El pasar tiempo en este lugar cerrado nos ha permitido al mismo tiempo dejar actuar a la naturaleza y que esta enriqueciese lo que estábamos haciendo.
Mencionábamos a los personajes y tenemos que hacer referencia también a los actores. Ha optado por caras habituales en la televisión francesa, pero que no habíamos visto mucho en la gran pantalla… ¿Qué le llevó a tomar esta decisión de elegir caras relativamente nuevas?
Mi deseo era proponerle una página en blanco al espectador, y cuando digo página en blanco quiero decir una página con una historia y unos actores que no conociera. Es cierto que el modelo económico del cine francés se basa mucho en actores conocidos, pero para esta película tuve cierta libertad que me dieron los productores y pude elegir a actores que quizás eran menos conocidos pero que sabía que iban a funcionar. Y que van a ser célebres. Muy pronto supe que Suliane Brahim era la actriz con la que quería hacer la película. Con Sofian Khammes [actor que interpreta al personaje de Karim, un vecino de Virginie que también es agricultor y que siente cosas por ella] ya había trabajado y tenía el deseo de ofrecerle un personaje que nunca había hecho y que creo que tiene que existir en el cine francés.
En el Festival de Sitges, ‘La nube’ se llevó el Premio Especial del Jurado, y también participó en la Semana de la Crítica de Cannes. La película ha funcionado bien en festivales. ¿Qué piensa que puede ser lo que más haya gustado?
No lo sé, y aunque quizás suene pretencioso, espero que haya sido una suma de cosas nuevas, de cosas que los espectadores no habían visto antes. No me puedo poner en el lugar del espectador para decir lo que más le ha gustado, pero creo que lo que funciona es que se encuentra con un personaje que se parece mucho a él. Diría que hay un diálogo entre el espectador y la película, que tiene que ver con nuestra sociedad y con los desequilibrios que vivimos.
Los saltamontes son una de las claves del largometraje. ¿Cómo se ha adentrado en el mundo de estos insectos? ¿Ya los conocía bien o ha tenido que dedicar mucho tiempo a documentarse?
El proceso de elaboración ha sido muy rápido. Recibí el guion en octubre y empezamos a rodar a finales de agosto. Entre estos meses hice mucha investigación, busqué cómo funciona esta agricultura y vi cómo se podría transformar para adaptarla al cine de terror. Finalmente mi trabajo ha sido el de adaptar estas investigaciones científicas para que pudieran evolucionar dentro del cine, que es un tiempo corto.
¿Y cómo ha sido trabajar con los saltamontes?
Fue muy peligroso (risas). Al principio tenía mucha aprensión por trabajar con ellos, pero contamos con un técnico que se ocupaba de los animales y acabamos trabajando con los saltamontes como si fueran imanes de frigorífico, disponiéndolos en el plano según las necesidades que teníamos. Y a partir de ahí todo nuestro trabajo fue respetar a los saltamontes, evitar aplastarlos y hacer con ellos lo que necesitábamos hacer.
El estreno de ‘La nube’ en España estaba previsto para mucho antes, pero por la pandemia de la COVID-19 se ha tenido que retrasar. ¿Cómo está llevando que le haya pillado una pandemia mundial justo cuando debuta en la gran pantalla?
Es algo que impacta al mundo entero, así que estoy como todos, perdido ante esta nueva situación. Pero creo que haber vivido Sitges, la semana de la Crítica en Cannes, y sobre todo vivir este estreno en España ahora con vosotros, me hace tener la sensación de que he terminado el recorrido. Puedo dar por terminada la película porque ha encontrado una parte de público. Quizá sea pequeña, pero la ha encontrado. Con Netflix alcanzará un público más amplio. Así que creo que dentro de lo que cabe, con esta situación de pandemia, no se puede decir que yo sea el más desgraciado.
Su próximo proyecto será una película basada en su cortometraje ‘Ácido’, que cuenta la historia de unos padres que intentan salvar a su hijo de una tormenta. De nuevo, familia y mundo apocalíptico… ¿Va a ser muy distinta a ‘La nube’ o vamos a ver aspectos en común?
El elemento común es una familia fragilizada. En ‘Ácido’ el punto de vista es el de una adolescente de 12 años que se llama Selma, y que va a descubrir que sus padres son personas frágiles incapaces de protegerla. Creo que lo que hay en común entre esta y ‘La nube’ es el cómo vemos hoy en día a nuestros hijos, a las nuevas generaciones, volverse adultas antes de tiempo.