Seguimos embarcados en esa especie de surf pandémico de subida y bajada, esperando siempre la siguiente evolución para saber si estamos cerca del final o si aún nos queda mucho.
¿Nos hemos adaptado al covid ahora que es menos virulento y va a ser parte de nuestra vida normal con vacunas, mascarillas y confinamientos ocasionales? Algunos especialistas dicen que va depender de cómo venga el próximo otoño. La OMS, por su parte, es más pesimista y asegura que aún estamos lejos del final. Pero todos están de acuerdo en que van a seguir apareciendo mutaciones del virus.
La naturaleza es imparable. Debemos habituarnos al constante cambio. No hay un final para esta historia. Lo que sí hay son remansos de paz entre ola y ola. Así que aprovechando que estamos al final de una de ella podemos preguntarnos qué hemos aprendido.
La pandemia nos ha obligado a fijarnos en la importancia de la interdepencia, del inmenso valor de la libertad que disfrutamos, hemos vuelto a colocar la ciencia en un lugar central, hemos añadido el conocimiento de las condiciones de vida que muchos desconocíamos, sabemos más de epidemiólogos, estadísticas... Es por todo esto que gracias a la pandemia tenemos una visión más real del mundo.
Disfrutemos y saboreemos la calma, seamos conscientes de su valor.