El espumillón
En Por fin no es lunes Isabel Lobo nos acerca hoy en su Objetología al apasionante mundo del espumillón. ¿Sabías que se originaron a principios del siglo XVII?
Un sábado más Isabel Lobo nos acerca en su Objetología a los artilugios más curiosos de la historia. Hoy centra toda su atención en el espumillón, también conocido como oropel o guirnalda, uno de los elementos imprescindibles utilizados para decorar durante la Navidad.
Se trata de unas tiras brillantes, normalmente de vistosos colores, que están realizadas con un cordel o hilo con unas cintas que salen del mismo.
¿Cuál fue el origen del espumillón?
A pesar de que pueda parecer un elemento moderno, estas guirnaldas se originaron a principios del siglo XVII (la mayoría de fuentes apuntan que fue inventado concretamente en Nuremberg, Alemania, en 1610, aunque no citan quién fue su creador).
Inicialmente esas tiras debían adornar los árboles y exteriores de las casas con la intención de que pareciesen carámbanos de hielo o nieve, pero para darle un toque más navideño se realizaba originalmente con láminas de plata.
Con el tiempo fueron utilizados otros materiales como oro, plomo, cobre, aluminio, papel o en las últimas décadas han predominado los espumillones realizados con una película de cloruro de polivinilo (plástico PVC) recubierta con un acabado metálico.
El espumillón (en México conocido como escarcha) es una decoración de Navidad similar a una guirnalda, utilizada en los interiores, especialmente en el árbol de Navidad, que se coloca junto a las bolas del árbol. Suele ser una larga cuerda de cinta de papel desaliñada diseñado reflexivo o de plástico que se implementan en las ramas del árbol, envolviendo en forma irregular.
Se puede colgar del techo o alrededor de las estatuas, farolas, etc. El espumillón moderno fue inventado en Núremberg, Alemania, en 1610, y fue hecho originalmente de plata rallada.
Exceso de espumillón
No tenemos nada en contra del espumillón porque sabemos que es algo muy de aquí y hay que protegerlo. Lo primero que hay que hacer para protegerlo es no utilizarlo en exceso y, sobre todo, no utilizarlo mal.
Una guirnalda de espumillón suelta en cada ventana de extremo a extremos resulta desangelada, triste, anodina. Y la función del espumillón es todo lo contrario. No abusemos de este complemento ni en el árbol de Navidad ni en el resto de la casa. Utilizarlo solo cuando es necesario lo hará brillar más.