Viajamos hasta Manila con Jaime Novo, donde hay una historia que se remonta a 1953. Se trata de la historia de un soldado, encargado junto a otros de vigilar el Palacio del gobernador.
Pero no era una noche cualquier. El ambiente estaba muy raro porque la noche anterior el gobernador de Manila Gómez Pérez Dasmariñas había sido asesinado y en alta mar, además.
Tuvo la mala suerte de toparse con unos piratas chinos muy enfadados que decidieron que había que quitarle la vida porque sí.
Los soldados, el protagonista de la historia incluido, vigilaban de sol a sol el palacio esperando la proclamación del nuevo gobernador. Habían sido días agotadores y el soldado, agotado física y mentalmente, decidió sentarse y cerrar los ojos. Una siesta rápida.
Pero al abrir los ojos, apenas unos minutos después de haberlos cerrado él no estaba físicamente donde se había echado a dormir. Aquello no era Manila. Aquello era Ciudad de México.