Elvira Roca: "Las brujas de Zugarramurdi no vuelan en escoba"
En Por fin no es lunes hablamos con la doctora en Literatura Medieval, Elvira Roca, sobre su libro 'Las brujas y el inquisidor' donde aplica otra visión al la famosa historia de las brujas de Zugarramurdi.
Las brujas, posiblemente curanderas, cocineras o comadronas, entre otras, han sido uno de los personajes más perseguidos en la antigüedad creando hasta instituciones como la Inquisición que las llevaban a la hoguera. A raíz de este tema, surge el título de 'Las brujas y el inquisidor', el libro de la licenciada en Filología Clásica y Filología Hispánica, doctora en Literatura Medieval y ganadora del Premio Primavera de Novela 2023, Elvira Roca Barea.
1609, Zugarramurdi
Zugarramurdi es un municipio español de Navarra que goza de una gran fama por su existencia en el pasado de brujas, las conocidas 'brujas de Zugarramurdi'. Estas, según Eva Roca, tienen un arquetipo donde no usan escoba porque esta idea aparece ligada a una serie de grabadores y pintores cuya obra es más conocida en la zona norte" que "como todavía esos grabados y esos dibujos no han llegado a este territorio, las brujas de Zugarramurdi no vuelan en escoba".
Alonso de Salazar
Alonso de Salazar y Frías es uno de los protagonistas de la novela 'Las brujas y el inquisidor' de la escritora, que da una vuelta a la mirada sobre este caso en un momento donde eran efervescentes las guerras de religión. Este sacerdote inquisidor, explica la doctora, "llega a Logroño porque le envía Don Bernardo de Sandoval, que es el inquisidor general, a cuenta de una serie de denuncias por brujería que han aparecido en la zona de Zugarramurdi", momento en el que "se desencadena una epidemia onírica".
En el caso del municipio navarro, "hay otros hombres en este momento que están convencidos que todo lo que declaran los vecinos, las denuncias y las propias brujas y brujos que dicen que han hecho cosas espantosas, que aquello es mentira". Sin embargo, comenta Roca, todo los casos de brujería en cualquier lugar, empiezan de la misma manera: "comienza siempre con personas muy jóvenes, niños adolescentes, y a partir de ahí, esos niños adolescentes empiezan a denunciar a otros" generando esa llamada "epidemia onírica".
Histeria colectiva
Lo que destaca a Alonso de Salazar, enfatiza la escritora, "es que fueron capaces de penetrar en ese fenómeno de la histeria colectiva en esa generación de falsos recuerdos" y que "llegan a comprender que la gente ha terminado por creerse esas ensoñaciones".
Para Elvira Roca, el trabajo que hizo Salazar fue "correcto" a diferencia del auto de fe de la Inquisición y su gran "espectáculo barroco" donde leían "todos los rituales diabólicos, todos los vuelos por encima de los tejados, todas las ocasiones que se obraban prodigios, etc." hasta que el sacerdote consiguió cesar los juicios con las "leyes del 14" donde "se niega que sea verdad" la brujería, "deja de ser creído como una realidad" y "como no es verdad, todo esto es mentira. Por lo tanto, no puede constituir delito de ninguna clase".