Los Cafés son parte de nuestra historia, lugares centenarios por los que han pasado personajes ilustres como Pio Baroja, Pablo Picasso, José Martín Recuerda o Federico García Lorca. Allí se organizaban tertulias que hicieron de estos establecimientos auténticos centros culturales. En sus mesas todavía se perciben conversaciones intelectuales y hasta las confidencias más disparatadas. Por ellos, nos gustaría que nunca pasara el tiempo, pero su paso es inevitable, al igual que las crisis. Guerras, posguerras, dificultades económicas y ahora la pandemia.
Esta crisis ha obligado a cerrar sus puertas, incluso a establecimientos abiertos desde 1907 sin interrupciones, como es el caso del Bib-Rambla en Granada, también esta haciendo pasar una temporada al borde de la quiebra a lugares como el Viena Capellanes en Madrid, otros como Els Quatre Gats en Barcelona han podido reabrir apostando por una clientela local y en Gijón el Café Dindurra sigue resistiendo, como todos.
Porque hay una fuerza impregnada en sus paredes, sus sillas, sillones, barras, mesas, sus decoraciones, algunas conservadas de generación en generación, que siempre les permite volver a generar una conversación agradable, interesante, alrededor del esfuerzo de las familias que los sustentan. Son cafés, pero donde se cuenta nuestra historia, una historia que debería protegerse por encima de todo.
En Por Fin No Es Lunes hemos querido hablar con las personas que están luchando por conservar estos Cafés que dan a las ciudades ese toque bohemio y cultural que tanto nos gusta. Son Antonio Lence Moreno director de Viena Capellanes, Oscar Ferré propietario de Els Quatre Gats, Javier Navarro del Gran Café Bib-Rambla y Sergio Rivero desde el café Dindurra.