El internet industrial es cada día más importante y muchos lo llaman ya la tercera revolución. Supone además la mejoría de la eficiencia y, por tanto, el ahorro de mucho dinero. Pero también está presente en nuestros hogares donde tenemos todo tipo de máquina interconectada que nos hace más fáciles las tareas. Impresoras, cámaras, televisores o incluso neveras que están conectadas y tiene por tanto también su punto débil si no están bien protegidas para evitar accesos externos.
Silvia Barrera, especialista de la Policía Nacional en ciberdelitos decía en su blog de la web Tecnoxplora, que en 2015 había 16.300 millones de dispositivos conectados en el mundo. Y las previsiones apuntan a que en el 2020 serán más de 20.000. Y sin protección pueden ser infectados y convertidos en zombies o bots que se controlan de forma remota.
Así ocurrió la semana pasada cuando grupos de hackers, cuya autoría sigue investigando el FBI, provocaron la caída de los servidores de empresas como Twitter, Spotify, Netflix o el propio New York Times. Lo hicieron usando remotamente estos dispositivos provocando peticiones de acceso masivas y simultáneas que los servidores no podían atender. Fue el mayor ciberataque de la historia, pero sin mejorar seguridad en redes y dispositivos lo que nos espera puede ser aún peor. Y esto no es una película de ficción, es ya una posibilidad real.