Monólogo de Alsina: "Nada de lo que convoque el president de carambola Puigdemont va a tener efecto jurídico nunca"
Esto ya es rutina. El guión siempre es el mismo y a usted, aunque esté todavía con la legaña puesta, seguro que le suena. Lo primero siempre es que el independentismo catalán usa el rodillo de que dispone en el Parlamento autonómico y aprueba una resolución, o una declaración, o un lo que sea, atribuyéndose competencias que sabe que no tiene: haremos un referéndum, proclamaremos la independencia, le haremos la butifarra al Constitucional, esa cosas.
Lo segundo es que el gobierno central recurre esa resolución ante el Tribunal Constitucional.
Y lo tercero —que es lo que volvió a pasar ayer— es que el Constitucional examina el recurso y, si cumple todos los requisitos, lo admite a trámite y procede a suspender aquello que ha sido recurrido. No se pronuncia aún sobre el fondo del asunto, pero sí decreta la suspensión cautelar y advierte al personal de que la suspensión debe ser respetada.
Es lo que sucedió cuando el rey Artur se empeñó en celebrar un referéndum en 2014; es lo que sucedió cuando la señora Forcadell declaró aprobada la moción de desobediencia en noviembre de 2015; y es lo que ha sucedido con la moción del mes de abril que prometía un referéndum de autodeterminación para el año próximo. Hay recurso, se admite el recurso y se suspende lo aprobado.
Y luego siempre pasa una cuarta cosa: que es que sale el portavoz independentista de guardia a hablar de tanques, de policía y de violencia.
Esta alusión al uso de la fuerza siempre sale de portavoces independentistas. Porque es a ellos a quienes les parece útil (para su raca raca) instalar la idea de que se enfrentan, heroicos, a una panda de matones.
El que más soltura tiene en esto es Francesc Homs, diputado en las Cortes españolas. Siempre exigiendo diálogo y concesiones a los demás, siempre ofreciendo él cero cesiones y frases sobre tanques y matones.
El señor Homs está descubriendo, sin querer, su juego. Que haya referéndum, aunque sea de mentira. Referéndum sólo puede llamarse a algo que tenga consecuencias jurídicas. Y nada de lo que pueda convocar el president de carambola Puigdemont va a tener efecto jurídico nunca. Otra vez vuelven con la pamema de la consulta aquella de cartón que tanta emoción les produjo y cuya única consecuencia práctica fue el procesamiento de Mas, Ortega y Rigau en Barcelona y la imputación del señor Homs en Madrid, suplicatorio de por medio.
Si se trata de fingir que uno convoca un referéndum, puede hacerlo Puigdemont mañana mismo. Monta otro circo como el de 2014 y se va al día siguiente al Tribunal Superior de Justicia para agilizar el trabajo de sus señorías. Con la CUP haciéndole la ola.
Ahora, si se trata de hacer un referéndum de verdad, cuyo resultado sirva para algo, entonces ya sabe cuál es el camino: el camino largo, la reforma constitucional y la revisión de la soberanía nacional para trocearla entre comunidades autonómas. “Ah, es que ese camino no me vale porque no tengo respaldo social suficiente, en toda España, para hacer un cambio tan trascendente”. Oye, se siente. Si no tienes mayoría, no la tienes. Trabájatela y el día que lo tengas, vienes y nos lo cuentas.
Hasta entonces, puedes seguir con la matraca. El raca raca de Ibarretxe, ¿se acuerdan?, don erre que erre y todo aquello tan útil para llenar periódicos y para construirte un personaje que justifique que sigas de presidente autonómico aun no habiéndote presentado como candidato en las urnas.
Alepo, en Siria. Lo que queda de Alepo.
Ni empezó la evacuación prometida de los civiles heridos ni aguantó el alto el fuego al que también se habían comprometido los rusos con los turcos. Hay un nuevo acuerdo del que se ha informado esta madrugada que aún no está comprobado que se esté aplicando.
Volvieron ayer los bombardeos y artillería. Y han vuelto a escucharse las dos formas de contar lo que está pasando allí, como ocurre en cada guerra.
Para los derrotados, Alepo ha caído en manos del ejército opresor ruso-sirio y se suceden los crímenes de guerra. Para los vencedores, Alepo ha sido liberada del yugo de los terroristas de la órbita de Al Qaeda.
Naciones Unidas tiene denunciados los asesinatos de las fuerzas gubernamentales y el uso de los civiles como escudos humanos que practican los llamados rebeldes.
Georges Sabe es sirio, de Alepo, es religioso, marista, y aprendió español en un monasterio de Lérida. Él aporta esta otra visión que aparece menos en los medios occidentales: no defiende los métodos del régimen de Al Asad, ni de los rusos, pero sostiene que los llamados rebeldes tampoco son ni tolerantes ni amantes de la libertad.
Para la población civil, tiranizada por unos y oprimida por otros, lo principal es mantenerse con vida y que terminen de una vez los bombardeos.
Bashar el Asad, vencedor de la batalla de Alepo, tiene su mano a Donald Trump para forjar la triple alianza contra Daesh: Rusia-Siria-Estados Unidos. A cambio, claro, de mirar para otro lado ante la represión, las detenciones, las torturas y las fosas comunes que llevan la autoría del régimen.