ESPECIAL MOCIÓN DE CENSURA

Monólogo de Alsina desde el Congreso de los Diputados

Por aquí —-patio del Congreso de los Diputados— esperamos empezar a ver desfilar, de un momento a otro, a quienes hoy son ministros del gobierno de España y a quienes tienen aspiraciones de serlo si alguna vez llega a presidente Pablo Iglesias.

Lo que las urnas, hasta hoy, le han negado —la victoria electoral y el apoyo suficiente para gobernar España— quizá pueda conseguirlo la próxima vez que a los ciudadanos nos toque elegir Parlamento. Quizá. Hasta entonces, sin embargo, seguirá de tercer grupo de la cámara y en la oposición a quien sí consiguió esos apoyos. La moción de censura es una vía legal para llegar a la Moncloa si pasar por las urnas, pero requiere —vaya por dios— de aquello que Pablo no tiene: respaldo suficiente. O expresado en términos más crudos para él, más respaldo del que hoy tiene Rajoy. En esta cámara y en la sociedad española cuando vota.

¿Y entonces para qué sirve esto de hoy? Bueno, digamos que Iglesias se ha regalado a sí mismo un debate sobre el estado de la nación en el que puede hablar más que nadie. Es el gobierno de Rajoy el que, en la práctica, se va a llevar hoy la mitad de los sartenazos parlamentarios: la mitad Rajoy, la otra mitad Pablo. Y eso le permite, veremos con qué grado de aprovechamiento, tener el foco encima toda la jornada. Para un dirigente político que, como las plantas, practica la fotosíntesis —necesita la luz para sentirse vivo— no es poca cosa un día entero con la prensa pendiente de cuanto digas.

Bueno,

• lo primero que debe usted saber, antes de que empiece el baile, es que Pablo no tiene límite de tiempo. Agárrense;

• y lo segundo, que antes de Pablo habla Irene Montero. Valga la redundancia.

Ella va a explicar por qué es precisa una moción de censura —el PP parasita las instituciones, hay un estado de urgencia, es una exigencia ética, etcétera—, él se postulará después como relevo. Gracias Irene por el preámbulo.

Su tarea es convencer al personal (o sea, a los diputados) de que él sería mejor presidente que Rajoy. Sin arriesgar mucho en el pronóstico, ya les anticipo que no les va a convencer. Por brillante que sea su discurso. Por persuasivo que resulte. Incluso en el caso, improbable, de que lo hiciera corto.

Aquí se viene con las decisiones ya tomadas. Y prometa lo que prometa este hombre con ganas de presidencia el PP, Ciudadanos le van a decir que no. El PNV y el PSOE se abstienen —-no es no, sí es sí y por eso mejor no nos pronunciamos— y Podemos, Compromís, Esquerra y Bildu, apoyan la moción de aupar a Iglesias a la Moncloa. 82 votos para Pablo for president. 170 en contra. Rechazada la propuesta, señorías.

Para cuando llegue ese momento, el de la votación, habrán transcurrido unas cuantas horas. Doce, trece, quién sabe si quince. Va a depender mucho de cuál sea la táctica con la que salte al campo esta mañana el gobierno. Si a provocar falta y romperle el juego al aspirante. O a dormitar en el trono azul como quien oye llover. Ni caso.

Los seguidores de Podemos estáis llamados por el partido a seguir el debate en casa, en los bares, en los círculos. Con entusiasmo, eh, que no decaiga con el paso de las horas. "No pararemos hasta echarlos", dice la propaganda morada. No pareremos. Hombre, igual es más razonable intentar ganar apoyos en la sociedad para que sea ésta la que, en las próximas elecciones, cambie el paso.

Qué tiene Iglesias hoy a su favor, qué le facilita el discurso: pues la corrupción que afecta al PP, naturalmente. Lezo, Púnica, Gürtel. El talón de Aquiles de Rajoy, el hombre que no corre, camina rápido.

Y…la amnistía fiscal de Montoro, que también es la amnistía de Rajoy y que le ha caído a Pablo como un premio inesperado. La sentencia que dice que la amnistía fue inconstitucional. El ministro Montoro —tan locuaz cuando quiere, ¿verdad?— ha tardado cuatro días en abrir el pico sobre este asunto. Envió primero a sus subalternos a contar la historia ésa de que sólo había un defecto formal, poca cosa, oiga, quién no ha tenido alguna vez un despiste inconstitucional, y cuando por fin ha abierto la boca ha sido para escaquearse de su responsabilidad. A ver si encuentran en su declaración de ayer algo parecido a un la pifié, lo siento, no volverá a suceder. Hagan la prueba.

Otra broma de mal gusto, en la línea de este ministro. "Me siento concernido", dice. Se siente concernido, ¿y? No hace falta que se sienta. Sólo faltaba que no le concierna una sentencia del Tribunal Constitucional que establece que vulneró la Constitución. La declaración montoril es una broma.

• Primero, porque lo que está probado no es que la amnistía ayudara a salir de la crisis, sino que fue inconstitucional.

• Y segundo, porque este cuento ya nos lo ha contado demasiadas veces el ministro. ¿Qué cuento? El de lo a disgusto que él lo hizo todo, contra su voluntad, criatura, forzado por las circunstancias. Pobre ministro. Subió los impuestos porque no tenia alternativa, hizo una amnistía porque no tenía alternativa y sufrió en silencio ser ministro porque no tenía alternativa. San Cristóbal mártir, alabado sea.

Qué tiene Pablo hoy en contra, aparte de la aritmética. Y de la retórica mitinera. Y de los eslóganes. Y de la espuma.

Pues la cuestión catalana. Su postura sobre el referéndum ilegal de Puigdemont. O mejor, su variedad de posturas, porque dentro de su grupo hay quien sólo apoya una consulta con garantías y que sirva para algo y hay quien se sumado al frente independentista y quiere urnas como sea y aunque no sirvan para nada. Ahí está este sector que se hace llamar anticapitalista y que ahora también es antigarantías jurídicas. Se han ennoviado con Puigdemont, han salido en defensa del referéndum de octubre y le han hecho a Pablo un boquete para su no investidura de hoy. Imagina que le hacen presidente y él pone a Miguel Urbán de ministro de Interior. Tomaría el control de los Mossos d' Esquadra no para impedir que haya urnas sino para obligarles a sostenerlas en brazos mientras la población independentista, alborozada, emite su voto inválido.

Bienvenidos a esta jornada de barro parlamentario que vamos a vivir en este primer tramo de Mas de Uno hasta la diez de la mañana y, a partir de las diez, en Onda Cero Web y en nuestras aplicaciones. Si es usted, como nosotros, muy cafetero, sepa que va a poder disfrutar —o sufrir, ya veremos— con el debate de hoy todo el tiempo.