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Paulino de Asturias cuenta que ya cuando era pequeño "vaciaba una calabaza y ponía una vela dentro" con motivo del Día de Todos los Santos. "Este país es un país de culturas muy variadas y eso ya lo hacíamos hace mucho", explica, aunque reconoce que no le habían puesto nombre a esta tradición.
Desde Jerez nos llama Victoria, que define Halloween como "la fiesta más mamarracha que se puede imaginar". Asegura que no le gusta porque "Jerez es una ciudad muy alegre y ahora es todo muertos, esqueletos, vampiros...", y añade que como vive al lado de un colegio, los niños no paran de llamar pidiendo caramelos: "Y vienen además los padres que da miedo verlos, esto es una película de terror", sentencia.
Nos vamos a Madrid para escuchar a Rafa, que es un auténtico profesional de los disfraces. "Para disfrazarme de zombi enterré ropa rota durante diez días, me maquillo, me pongo heridas en la cara y en el cuerpo, me puse un ratón saliendo de la frente, y con látex unas lombrices saliendo del cuello...", cuenta. Y destaca que ahora, con sus hijos, se ha tenido que levantar "a las 6 de la mañana para maquillarles".
Y Águeda, de Menorca, se confiesa fan "del asunto de la muerte y los fantasmas". Y nos cuenta una anécdota que le ocurrió en el hospital en el que trabaja. Recuerda que en una habitación había dos ancianos, y que cuando uno de los dos falleció, los médicos se equivocaron de cama para llevar a la morgue: "El hombre estaba tan profundamente dormido que no se enteró de que lo estaban moviendo, pero cuando sintió el frío de las cámaras se levantó", dice, y destaca que del susto, los celadores "corrían por todo el hospital".