Vuelve la calima y los incendios, las hormigas voladoras y las abejas en la bragueta. La Península Ibérica es una olla exprés, los pájaros mueren volando en el cielo del anticlicón atlántico.
Se achacan 43 muertos al solitrón cuando Europa pide que ahorremos en la pesadilla del aire, que cuesta 374 euros al mes, cuando por un lenguado se pagan nada menos que 46.
El estrés térmico baja las ubres de las vacas. A los perros con la lengua fuera hay que ponerles vendas en las uñas porque se queman en el asfalto.
En muchos lugares se pasan de los 46 grados. Las palomas buscan sombras en el parque de María Luisa, en Sevilla. Volvemos a recordar la España de los segadores. Nadie aguantaría la siesta de Cela con pijama y orinal.
(...) En este infierno, autoricemos a que pongan hielo en el vino como hacían los romanos.