Ha sido algo tranquilizador, sobre todo porque hacía una semana el New York Times había publicado casi lo contrario y entonces… entonces, la inseguridad se apoderó de nosotros y sentimos cómo se nos venía abajo el edificio de certezas que delicadamente habíamos construido con editoriales, columnas, reportajes, tertulias…
Este gusto del español por informarse de lo que ocurre en su país por la prensa extranjera es una costumbre atávica del franquismo. Ayer una necesidad, hoy puro paletismo. El equivalente a comprarse la Lonely Planet de tu ciudad para pasear por ella.
El 70%… qué digo el 70, el 95% de los artículos sobre España que se publican en los medios extranjeros no se publicarían jamás en un diario español por superficiales, vagos, tardíos y porque… les voy a contar un secreto… (su fuente de conocimiento sobre España son los periódicos españoles).
Esto conviene decirlo ahora que ha venido el Financial Times a darnos la razón a los que defendemos que la soberanía nacional es innegociable para que el día 2 de octubre cuando salgan una de estas prestigiosas cabeceras internacionales a decirnos que es necesario un referéndum pactado para que unos pocos decidan sobre lo que nos corresponde a todos, ¡que lo harán!, no nos entre una de esas crisis de pánico tan nuestras.