Madrid | 04.05.2021 07:29 (Publicado 04.05.2021 07:28)
El ciudadano José Félix Tezanos Tortajada disfruta de la libertad de expresión que las leyes le garantizan. Desde esa libertad, puede criticar, alabar, seducir, piropear, ridiculizar o condenar a quien desee hacerlo. Eso, el ciudadano José Félix Tezanos Tortajada.
El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas que responde al mismo nombre tiene otras limitaciones profesionales y éticas. Entre ellas, garantizar la neutralidad política del organismo demoscópico que preside y dirige. Sin esa neutralidad, el CIS corre el riesgo de convertirse en instrumento del partido que gobierna. Si cae en eso, será un instituto de opinión partidista y poco creíble. Si no es creíble, no está justificado su presupuesto.
Y el señor Tezanos Tortajada pone al CIS en esa delicada situación. Si, siendo su presidente, se permite dudar de la categoría intelectual y política de un candidato o de una candidata, sea quien sea, está haciendo dudar de ese organismo público. Si califica a los votantes de un partido, sea el que sea, como frecuentadores de tabernas, bares, restaurantes y establecimientos similares, probablemente los esté ofendiendo. Y si, encima, hace todo eso en campaña electoral, con intención de influir en el voto, antepone el interés ideológico de su militancia a su trabajo profesional. Da la razón a quienes han puesto al CIS bajo sospecha. No puedo entender por qué Tezanos hizo eso. Debe haber sufrido un ataque de incontinencia. Y no solo verbal.