Madrid | 18.05.2021 07:33
No te quepa la menor duda. Y además, lo tiene facilísimo. Le basta decir a sus policías que dejen pasar y facilitar el tráfico para que lleguen al Tarajal marroquíes y todos los migrantes que haya por los montes y las carreteras. Dicen que incluso hay autobuses gratuitos que llevan a Ceuta. Ayer fueron 5.000 personas, hoy nadie pone límite a la riada. Es como una invasión pacífica. Solo les faltan las banderas y el espíritu de conquista para recordar la Marcha Verde de 1975, que parece la inspiración.
La disculpa de Marruecos es la acogida en España a un líder del Polisario enfermo de Covid. La realidad es que se trata de una acción calculada de aviso marroquí de hasta dónde puede llegar su presión con la fácil maniobra de abrir la mano a la migración; la propia y la de otros países africanos. Y coinciden dos objetivos: la lucha por cambiar la posición española sobre el Sahara y el mantenimiento del mito de la unidad territorial a la que Marruecos nunca renunció, como parece natural.
Cuestión distinta es la posición de España, que merece reflexión aparte: ¿se manejó bien la ayuda médica a una persona, sea o no líder del Polisario? ¿Hemos cuidado la relación con el gobierno marroquí? ¿Todo esto es fruto de una deficiente gestión diplomática española, o fue Marruecos quien deterioró esa relación? Puede ser todo eso a un tiempo. En todo caso, acaba de estallar el nuevo, difícil y muy correoso problema exterior. Y se llama régimen marroquí.