Fernando Ónega: "El consenso se crea con humildad, generosidad, trabajo y compañía"
Fernando Ónega reflexiona en Más de uno sobre el consenso que predican algunos políticos y las condiciones necesarias para generar ese consenso.
Madrid | 15.04.2021 07:40
Como diría el otro, predicar el consenso lo predica cualquiera. Hasta yo, con todas mis torpezas, debilidades y hastíos, soy un gran predicador de consensos. No muy celebrado, pero intenso. Como diría Zapatero a su mujer, te asombrarían los cientos de miles de españoles que podrían ser presidentes, perdón, fantásticos divulgadores de consenso. Pero fabricarlo tiene su trámite y requiere condiciones que no están en los manuales. Son básicamente cuatro: humildad, generosidad, trabajo y compañía.
Humildad, no en el sentido franciscano, sino en el sentido de modestia. Quien necesita, como el César, un esclavo que le recuerde que es humano, nunca promoverá un acuerdo que no consista en adorarle. Generosidad para compartir metas y éxitos, porque cree que un proyecto de país es de todos y está dispuesto a aceptar ideas de otros, que también las tienen y a veces incluso son razonables. Trabajo, porque el consenso necesita mucha conversación, muchas explicaciones, mucho esfuerzo de seducción, muchos cafés y un mínimo clima de confianza. Y compañía, porque el consenso, como el amor, es cosa de dos, con frecuencia de tres y a veces, auténticas camas redondas.
Ahora repasa, querido Alsina, el listado de dirigentes y portavoces, aplícales esas condiciones y dime cuándo será posible algún consenso en este país. Alfonso Guerra solía poner una fecha: cuando las ranas críen pelo. Y eso no está en el plan de resiliencia. Debe de ser lo único que no está.