Primero, con Unidas Podemos, que para eso está en la coalición. Después, digo yo que habrá que tener a alguien del PSC, con sensibilidad catalanista, que habrá mucho que negociar. Y hay que cumplir con la vocación feminista, que ayer la propaganda oficial ya presumió de tener el gobierno con más mujeres vicepresidentas de la historia y del mundo mundial. Y habrá que meter en el Consejo algún relumbrón, que contribuye a hacer un equipo bonito, que luzca mucho el día del nombramiento. Y la gran evidencia: el número de ministros está en relación directa con la necesidad de personas o grupos a los que hay que contentar. Suárez, como tenía un partido con decenas de tendencias internas, llegó a tener 24 ministros en uno de sus gobiernos.
Y en el caso de Pedro Sánchez, descubrió su auténtica intención: tener cuatro vicepresidencias para reducir la importancia y el poder de Pablo Iglesias, que es una finísima estrategia de matrícula de honor. Con esa astucia no contaba don Pablo. Bajando un poco el nivel, y por el mismo argumento, cuatro ministros de Unidas Podemos en medio de mucho gentío de Sánchez se notan menos. Y no preguntemos quién paga ni cuánto cuesta, que eso es una vulgaridad. Lo positivo para el país es descubrir que hay tanta gente en la izquierda que vale y está preparada para la gobernación.