Madrid | 14.09.2022 13:40
Procedo al indulto de la reina, no de la difunta Isabel II, sino de la vivísima reina Letizia, aunque es verdad que las exequias de la reina de todas las reinas, incluidas las de la baraja, ha quitado el foco -mejor para ella- al 50 cumpleaños que cumple la esposa de Felipe VI.
Y me declaro partidario, no sé si de la monarquía como tal, pero sí de la reina Letizia. Porque es oyente de la Cultureta. Y porque concedió a este programa la única entrevista que se le conoce y se le reconoce.
Os propongo el pasaje fundamental.
Necesitábamos una civil para reanimar la monarquía. Necesitábamos no una reina de sangre azul, sino una reina profesional. Y Letizia lo ha sido de manera impecable pese a la hositilidad.
Me refiero al recelo de los cortesanos, a la beligerancia de los republicanos, a las incomodidades de la familia política. Y a la piel de amianto que caracteriza la resistencia de Letizia misma al estado permanente de vigilancia y escrutamiento. Cuando no hay tema, hablemos de Letizia.
No se puede defender ni un papa, ni un rey ni una reina consorte de las habladurías de los medios. Una regla asimétrica que Letizia ha comprendido en la resignación. Y que igual ha estimulado su camino de perfección.
Más todavía cuando se amontonaron los escándalos aledaños. Y cuando vino a demostrarse que Letizia ha terminado siendo un magnífico fichaje y un argumento inequívoco de la reanimación de la Corona que tiene su mejor fruto en el camino al trono con que ha preparado a su hija Leonor.