Rubén Amón indulta a Nadia Calviño: "Debería convertirse en la primera presidenta del Gobierno de la historia de España, pero no os hagáis ilusiones"
Rubén Amón indulta a Nadia Calviño, que con la remodelación del Ejecutivo se ha convertido en la vicepresidenta primera del Gobierno.
Madrid | 12.07.2021 11:37
No desde la ironía, sino desde el convencimiento voy a proceder al indulto de Nadia Calviño, indultada ella misma en la matanza de Santa Amelberga. Que existe de verdad, aunque parezca una santa apócrifa de Alsina. Y cuya veneración se observa el 10 de julio.
Y fue el 10 de julio el día de la masacre ministerial de Sánchez. Cayeron acribillados los más leales y los menos relevantes. Unos por viejos. Y otros porque sí. Pero también se concedió indulgencia a algunos supervivientes. Por eso me he acordado de Nadia Calviño. La menos sanchista del Gobierno. Y hasta la menos socialista. Porque ni siquiera tiene el carné del partido. Razones suficientes para ejecutarla, si no fuera porque las ayudas de Bruselas, 140.000 millones, necesitan una interlocución de reputación, de eficacia y de prestigio.
Los ministros de Unidas Podemosurgían el sacrificio de Calviño porque la relacionan con el sistema, con la burocracia comunitaria, pero nadie más nos conviene que una personalidad lúcida y respetada. Me gusta Sánchez cuando hace coincidir los intereses de la nación con los propios. Y es verdad que no sucede casi nunca, pero el ascenso de Calviño representa un ejercicio de sensatez, de moderación y hasta de centrismo.
Porque le viene bien a Sánchez seducir a los desamparados de Cs, especialmente si Casado persevera en medirse los espolones con Abascal. Y porque le viene bien a España que la mediación de las ayudas y de las reformas provenga de una figura tecnocrática.
Prestad atención al expediente de Nadia Calviño en el Gobierno de Calígula Sánchez. Ministra en enero de 2020. Vicepresidenta tercera unos meses después. Vicepresidenta segunda en marzo de 2021. Y vicepresidenta primera desde el pasado sábado. Exacto. Pensáis lo que yo. Nadia Calviño debería recorrer el último peldaño. Y convertirse en la primera presidenta del Gobierno de la historia de España, pero no os hagáis ilusiones.