El noticiero progresista: "La población rural de la España Plurinacional y Plurivaciada recibe la visita redentora de la coalición progresista que lidera la Patria"

La hermosa región de La Rioja es tierra de huertas bien labradas, de valles entre rocas y vegas fértiles tristemente despobladas. Su vegetación, su paisaje y su heroico paisanaje han sido víctimas inmerecidas del abandono de los gobiernos reaccionarios.

Al pie de la sierra de Cameros, la población rural de la España Plurinacional y Plurivaciada recibe la visita redentora de la coalición progresista que lidera la Patria. Nuestras cámaras recogen el histórico instante en que la caravana de carromatos eléctricos en que viajan las ministras y los ministros cubre los últimos metros de su misión revitalizadora. Trescientos kilómetros han recorrido, a través de caminos polvorientos, desde la capital del dumping hasta esta tierra agrícola y castigada.

Saludan los humildes miembros del gobierno, ataviados con botas camperas, blusas amplias y sombreros de paja, a la escasa población que habita aquí las últimas casas. Tantos años de caciquismo local de las derechas han dejado su huella honda de fatiga y de sufrimiento extremo. Antes de la gloriosa moción de censura, la España agrícola se hundía desangrada. Mientras el habitante rural lamentaba su desgracia, la capital del Estado fagocitaba el talento ajeno, las legumbres, el vino y las patatas. Sólo la acción reparadora del vigía insomne que conduce los destinos de la PluriEspaña ha restaurado la fe de los labriegos en la fraternidad de los pueblos hispanos.

Al paso de la procesión, cuatro mozos ejecutan una danza autóctona cuyo origen nadie conoce debido a la falta de inversión en el estudio de la diversidad de culturas rurales. La ministra de Reto Demográfico, Transición Ecológica-y-lo-que-caiga se adelanta a la caravana montando un corcel típicamente riojano. Aplaude con entusiasmo un labriego de piel curtida de cuyos ojos brotan unas lágrimas.

Se esmeran ahora los ministros y ministras en compartir, hombro con hombro, las tareas del campo con los nativos. Aquí vemos a la ministra de Economía simulando la recogida de la uva, y aquí, el ministro de Transportes transporta él mismo la cosecha hasta los lagares, donde posa, en una entrañable foto de familia, con el resto del gabinete junto a una barrica.

Interrumpe la escena el fotógrafo de cámara de la Moncloa porque se anuncia la llegada del excelentísimo presidente. Elevan todos los presentes la mirada al cielo cuando surca el espacio aéreo riojano el Falcon que le trae al campo, pilotado por la comandante Delcy Rodríguez (que acumula diez mil horas de estancia en las salas vip de los aeropuertos). Dibuja ahora el Falcon en el aire este nuevo lema que alienta la hermandad entre pluriespañoles: rellenemos la España vaciada. Aterriza la aeronave ecológica sobre los propios viñedos y se detiene justo en la entrada de un criadero de búfalos. Se enorgullece el presidente de los largos cuernos y formidable corpulencia de las bestias que lo reciben, símbolo –dice—de la nueva España que repuebla el campo de guerrilleros antifascistas.