Monólogo de Alsina: "Y dos huevos crudos"
La persona más longeva del mundo, que no es Fidel Castro sino una señora italiana que se llama Enma Morano, 116 años, ha revelado el secreto de su larga vida: se mete entre pecho y espalda tres huevos diarios. Dos de ellos crudos.
Reformulemos, por tanto, a Groucho y a Chico Marx. Ya no es ¡y dos huevos duros!
Ahora es ¡y dos huevos crudos!Dos crudos y uno frito.
Fidel Castro sigue rumiando en su vejez el disgusto que le produce que su hermano menor, ochenta y cuatro años, haya abierto camino a la economía de mercado, haya hecho las paces con los Estados Unidos y no pare de recibir gobernantes extranjeros que van a Cuba a apadrinar empresas inversoras.
Puede que la única satisfacción que se haya llevado el dinosaurio -–Fidel—haya sido ver sufrir esta noche a los ministros españoles Margallo y Ana Pastor mientras Raúl les tenía esperando hasta saber si los recibía o les dejaba plantados. Son ministros de un gobierno del PP, el partido que impulsó las sanciones de la UE al régimen castrista por la persecución de la disidencia y la violación de los derechos humanos. La política que lideró Aznar y que el gobierno dictatorial de Cuba ni olvida ni perdona.
Al final Raúl recibió a los ministros de Rajoy y les insinuó que está abierto a concertar ya una visita a la isla del presidente del gobierno o del rey de España. Por seguir recibiendo avalistas para la nueva etapa que se ha abierto, aun con el mismo régimen y la misma falta de libertades.
Ana Pastor y las carreteras de peaje.
No renuncia Pablo Iglesias —o Pablo y Pablo, Iglesias y Echenique— a conseguir para su plataforma electoral todo el voto a la izquierda del PSOE. Todo el voto de las izquierdas no independentistas. Podemos sigue reclutando aliados en su ofensiva por la hegemonía de la izquierda. A las marcas asociadas que ya sumó en diciembre (y que han permanecido fieles al acuerdo, pese al revés que para ellas supuso no tener grupo parlamentario propio) ha añadido Equo, los nacionalistas baleares de Més y los siete partidos que se incorporan de la mano de Izquierda Unida, como la Izquierda Castellana o esta plataforma que se presenta en Segovia y que tiene como nombre Segoviemos. De confluencia en confluencia hasta formar esto que se parece más a una constelación: la constelación organizada por Podemos en torno a su estrella madre, que es Pablo Iglesias. Dieciséis formaciones distintas. Sólo ha pinchado con la Chunta Aragonesista, que al final no ha querido. Pero tampoco se presenta a las generales, de modo que daño no parece que vaya a hacerle mucho.
Con dieciséis basta, justo el doble que los Bradford. Deben de estar ya entrenando socialistas, populares, ciudadanos, para sacarle punta a la madre de todas las con fluencias. Si a tres se le llama tripartito, a cuatro cuatripartido y a cinco pentapartito, desafío a Albert Rivera a que nos diga cómo llamará a este bla bla car de la política —como dijo, con ingenio, uno de los partidos que lo integran— cuando saque la fusta de castigar verbalmente al adversario político.
Cuenta El Mundo que en Génova se han puesto ya el cuchillo en la boca y van a salir sin piedad contra Albert Rivera. En términos coloquiales esto se diría “ir a saco”. A por Ciudadanos por haber alimentado el sueño de Pedro Sánchez de ser presidente sin ganar antes las elecciones. Tan de izquierdas Rivera como Sánchez, dirán los portavoces populares, no hay más centro ni más derecha que el PP ni líder más estable y más sensato que su presidente. A coro lo van a cantar a diario los dirigentes populares y a coro se lo cantarán a Rajoy en el acto que preparan para el cuatro de junio en Barcelona. La palabra que más se escuchará allí es España.
En el PSOE cunde la inquietud en vista de las encuestas que atribuyen a la constelación Podemos un millón de votos de ventaja. Sánchez confía en la potencia de sus siglas, la fidelidad del votante socialista a la marca: está seguro de que en diciembre tocaron suelo y de ahí ya no se baja. Pero Sánchez, como se ha demostrado, no siempre acierta. La doctrina oficial dice que con Podemos son demasiadas las cosas que les separan. El derecho a decidir, por ejemplo. Aunque no haya sido obstáculo para entrar en el gobierno de Ada Colau, que no es de Podemos pero sí de la constelación morada. Incide El País en esta otra novedad politica que anticipó El Confidencial la semana pasada: a imagen y semejanza de Barcelona, el PSOE se plantea entrar a gobernar con Manuela Carmena en Madrid. La portavoz socialista en el ayuntamiento, que no es Carmona sino Purificación Causapié, aboga por la alianza. Le viene bien, para allanar el terreno, esto en lo que insistió aquí Manuela Carmena: que ella no es de Podemos ni está al servicio de ningún partido.
Gobernar con Carmena pero no con Podemos. Ésta es la pirueta que pretenden hacer ahora los socialistas madrileños. A la vez que los valencianos, de Ximo Puig, reclaman —frustrado su deseo de ir con Podemos al Senado— más autonomía para hacer lo que les parezca. Dejan caer que su modelo empieza a ser el PSC: un partido hermano pero distinto que toma sus decisiones de manera autónoma. Ximo quiere alas propias para hacer camino por su cuenta.