Monólogo de Alsina: Soufflé a tres
Resulta que sí fue una reunión de cuñaos. De cuñaos que se llevan mal, que se soportan sólo por obligación y que siempre quieren quedar por encima del otro. Por más que Pedro Sánchez finja no darse por enterado, su pareja de hecho, Ciudadanos, le dijo anoche claramente que se olvide de seguir coqueteando con Pablo Iglesias. Ni documento morado de veinte nuevas propuestas ni más reuniones multitudinarias para aparentar que aún tiene hilo la cometa. “Imposible e inviable”. Éste fue el resumen que hizo el lugarteniente de Albert Rivera.
Que “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”. Frase que algunos atribuyen a Guerrita y otros a Talleyrand, alguno de los dos seguro que la dijo. Al francés se le atribuye ésta otra que, escuchando al portavoz socialista Hernando tal vez es la más pertinente: “Todo lo que parece exagerado suele ser insignificante”. Millones de españoles deseaban una reunión como ésta y empeñaremos hasta la última gota de sudor para lograr un pacto.
Todo lo que parece exagerado suele ser porque ES exagerado. El esfuerzo del equipo socialista en convertir una reunión estéril en un acontecimiento histórico invita a la melancolía. Acuerdo a tres no hay, y acuerdo a tres no va a haber. Sánchez está obligado a mantener viva la expectativa —en cuanto ésta decaiga, el que empieza a decaer es él— pero no hay una sola razón objetiva para afirmar que hoy es más factible que ayer que 199 diputados le apoyen. Es al revés: hoy más remota que ayer cualquier posibilidad de que Iglesias y Rivera voten lo mismo.
Igual les suena a ustedes la película. Se estrenó a finales de los ochenta y a menudo la vuelven a poner en las televisión. Puro entretenimiento, no es una obra maestra. Dos tipos que pretenden pasar el mejor fin de semana de sus vidas en la playa pero que se encuentran con un problema: el jefe que les invitaba está muerto. Y todo su empeño será fingir que aquel cadáver es, en realidad, una persona viva. Que respira. “Este muerto está muy vivo”. He aquí la película que Sánchez, Luena, Hernando, hasta Jordi Sevilla, se han propuesto interpretar hasta que, a finales de abril, no quede más remedio que asumir que las cuentas no salen.
Mientras hay vida hay esperanza y mientras haya reuniones hay apariencia. Podemos contrarresta la imagen flexible y dialogante que se había trabajado la pareja Sánchez Rivera presentando otro documento con rebajas a sus exigencias. Si el público aplaude las renuncias, aquí está Iglesias dispuesto a convertirse ahora en el rey de las cesiones. En lo sustancial, despejada la niebla y la maleza, en lo sustancial no ha habido cambios.
• Única fórmula que admite Podemos: gobierno de coalición Sánchez-Iglesias.
Ciudadanos, que se busque la vida fuera.
• Única fórmula que a día de hoy plantea el PSOE: gobierno monocolor con ministros recomendados por los dos socios. Naranjas y morados.
• Y única fórmula que tiene en la cabeza Ciudadanos —esta semana se le escapó a Girauta—: coalición Sánchez-Rivera con ministerios para ambos. Iglesias, a buscarse la vida fuera.
¿Es posible encajar estas tres fórmulas en una? Respuesta: no. Fin de la cita.
En lo principal, cada uno sigue donde estaba. Pero Podemos juega sus bazas para poner en apuros a su adversario. Que no es ni Ciudadanos, ni Albert Rivera, ni el cuñado de Albert Rivera si es que lo tiene. Es el PSOE. El adversario es Pedro, siempre ha sido el PSOE y hoy lo sigue siendo. Los dieciséis folios con las rebajas de abril tienen como único destinatario al señor Sánchez. O a la opinión pública, para que vea que Podemos es un partido generoso, flexible y abierto a la negociación y el pacto. Veinte propuestas de amor y una canción desesperada. Ya no tienen tanta prisa en aumentar el gasto público. Ya aceptan que la renta básica sea, de entrada, más pequeña. Ya aparcan el derecho a decidir para que lo hablen Domecq e Iceta en Barcelona, algo se les ocurrirá, un ni para ti ni para mi, que genere niebla y valga para que cada cual diga lo que quiera. Ya acepta Podemos que el veto a las puertas giratorias se ablande: en cinco años podrían los ministros fichar por las empresas privadas.
Agüemos nuestro programa de gobierno para hacerlo cada vez más parecido al del PSOE. Forcemos a Pedro a ser él quien diga que no pacta.
Iglesias evitó ayer a la prensa no porque no tenga nada que decir, o porque no quiera. La evitó para que esta mañana vuelvan a encenderse sobre él todos los focos. El nuevo Iglesias humilde, generoso y pactista. El que se va a dejar la piel para fingir, también él, que el muerto sigue estando vivo. Y que es responsabilidad de Sánchez darle el aliento vital que necesita aceptando hacer de una vez el sacrificio que están pidiendo los dioses: meter a Rivera en un caldero y comérselo vivo.
A Nicolás Maduro le ha escocido el programa que, sobre Venezuela, emitió anteanoche Antena 3. El jefe del chavismo le dedicó esta noche uno de sus espumarajos.
El programa de actualidad recogía testimonios de ciudadanos corrientes que lamentaban las colas para comprar productos básicos y de opositores que confiaban en poder celebrar el referéndum revocatorio de Maduro a mitad de su mandato. Es decir, todo lo que no aparece en la televisión gubernamental que él controla. De propina, en su mítin de esta madrugada, envió su aliento a Podemos, ignorando quizá las pocas ganas que tiene este partido de que se le vincule ahora con Maduro.