Monólogo de Alsina: "El trato desdeñoso a los medios gusta al público de Trump"
Les digo una cosa. El tono, el estilo de la presidencia. Lo que aquí llamaríamos el talante del presidente nuevo."Trump marca el tono", dicen los medios estadounidenses.
En la única conferencia de prensa que ha dado desde que le ganó la presidencia a Hillary Clinton quedó patente que es el mismo Trump de siempre. Estas semanas de precalentamiento presidencial no le han cambiado.
El tono de la presidencia. Y cuál es el tono. Pues el de la confrontación con los periodistas que plantean preguntas que no le agradan. La tendencia del presidente electo a entrar en discusión, polemizar con algunos periodistas y juzgar la pertinencia de preguntar o no
…y después de rivalizar con ella a ver quién se callaba antes ironizó sobre la fijación de los medios con sus impuestos y concluyó que como ganó las elecciones ha quedado probado que al pueblo no le importa lo más mínimo si cumplió o dejó de cumplir.
Con el periodista de la CNN se sabía que iba a haber bronca. Porque fue CNN quien informó ayer del informe de inteligencia que sostiene que Putin para chantejear al nuevo presidente.
El periodista diciendo usted ataca a una compañía periodística y Trump negando que la CNN merezca ese nombre. Difunden noticias falsas, repetía.
Este trato desdeñoso a algunos medios (recíproco en gran medida) gusta a su público. Trump lo sabe. La tensión con la prensa, en su mayoría contraria a su candidatura, fue uno de los elementos que más cultivó porque cree (y a lo mejor acierta) que una gran parte de los estadounidenses identifica a los medios con la correccion política y el compadreo en el sistema. Los medios le cuestionan y le critican —antes más que ahora que ha ganado— pero tienen en Trump una máquina imbatible de generar audiencia y ellos también han jugado a eso.
El informe éste sobre el chantaje ruso basado en vídeos de Trump con prostitutas la verdad es que tiene una consistencia manifiestamente mejorable. El problema de que lo haya publicado íntegro BuzzFeed no es sólo que convierta en una broma la confidencialidad de los memorandos secretos, es que cualquiera puede leer ahora lo que dice el informe y llegar a la misma conclusión de Trump, que es una sucesión de chismorreos plasmados en un papel sin más pruebas que corroboren nada. Lo de las prostitutas orinando en la cama de la suite que antes ocuparon los Obama no parece que dé para tener a Trump comiendo de la mano de Vladimir. Sobre todo si, como dice él, es un cuento chino que alguien le contó a un agente ayuno de munición y que nunca pasó.
Artur Mas tampoco será candidato de su partido si hay elecciones en Cataluña este año. No quiere serlo Puigdemont y no va a serlo Mas, que antes incluso podría quedar inahiblitado.
Si al partido de Carles Puigdemont le pareció una buena noticia que un medio americano le considerara una de las personas que probablemente nos arruinarán el 2017 a los europeos —estupendo que se hable del proceso aunque sea para retratar a Cataluña como región ensimismada— cómo iba a parecerles mal que el Deutsche Bank incluya el señuelo del referéndum que no habrá en su lista de luces rojas para los inversores en este nuevo año.
Publica esta mañana El Confidencial la lista de asuntos inciertos que complican las previsiones para 2017. En la cabeza de la lista está Trump y sus muchas derivadas: los aranceles de su política proteccionista, el gasto público que pretende realizar en carreteras y aeropuertos, la politica monetaria, México; pero mirando a Europa menciona las elecciones en Alemania y Francia, de resultado incierto, y el supuesto referéndum de la independencia en Cataluña. Un honor, dicen desde Junts pel Si, aparecer en esa lista porque demuestra que el principal banco de Alemania se toma lo del referéndum en serio. Y si además salen en la lista por encima del Brexit, mejor que mejor, que se enteren en la Moncloa de que por ahí fuera se habla más de ellos que de Baviera.
El supuesto referéndum no tiene ni pregunta, ni convocatoria, ni fecha. Puigdemont insiste en que lo dejará convocado antes de pasar a mejor vida política, Artur Mas se entreniene dejando caer que a lo mejor es antes de lo que pensamos, Junqueras le dice a la prensa que por supuesto habrá (y se abstiene de perder el tiempo hablando de ello con la vicepresidenta) y Francesc Homs entona idéntico estribillo que todos los demás pero añadiendo esta evocación que hace un flaco favor a quienes intentan que parezca que ésta va a ser la refinitiva.
Habrá referéndum porque no lo van a poder impedir, dice siempre Homs, como en 2014. Hombre, en 2014 lo que hubo no fue un referéndum. Aténgase a su propia estrategia de defensa: aquello fue, ¿cómo lo llaman sus abogados?, un proceso participativo. Con urnas de pega y un resultado que el propio gobierno catalán admitió que no servía para nada. Si se trata de hacer la pantomima otra vez, bueno, cada uno pierde el tiempo como le parece oportuno. Pero el único resultado que tuvo aquella consulta falsa fue éste del que hoy tanto se lamentan sus promotores: que Artur Mas puede acabar inhabilitado y que Francesc Homs puede correr la misma suerte, perdiendo el sillón por el que tanto peleó, dentro de Convergencia i Unió, cuando era Durán i Lleida el que parecía tenerlo en propiedad perpatua: la canonjía de delegado del partido en las Cortes españolas.