EL MONÓLOGO DE ALSINA

Monólogo de Alsina: ¿Cómo hemos pasado de un animal más a ser los reyes del mambo?

Les voy a decir una cosa.

A esta señora no se le ha reconocido suficientemente su aportación. No en lo que realmente vale.

ondacero.es

Atapuerca (Burgos) | 05.09.2014 20:30

Se está hablando de ella como una novia vengativa que sólo busca hacerle la puñeta a François como si todo se redujera a hacer el mal por el mal, cuando ella, en realidad, lo que está haciendo es contribuir a que siga adelante la evolución humana. François es François Hollande, naturalmente, presidente francés venido a menos; y la señora en cuestión es Valerie Trier...

...Trierweiller, ex compañera sentimental del presidente que acaba de sacar un libro de chismes en el que cuenta que este Hollande que va de solidario y sensible es, en realidad, un elitista cruel y miserable que se ríe de los pobres (y con el que ella, añadamos, se sentía en la gloria hasta que él se la pegó con Julie Gayet).

Tranquilos, que de esto no vamos a hablar porque éste, como saben, no es un programa de chismes. No hablaremos de los chismes, pero sí del chismorreo. El chismorreo como categoría científica. La relevancia que el chismorreo tiene a la hora de definirnos como especie -como humanos- y explicar por qué de la noche a la mañana, como quien dice, hemos pasado de ser un animal más, que estaba ahí, peleando por sobrevivir en la sabana africana, a convertirnos en los reyes del mambo de este planeta.

Miren, de memoria histórica, a pesar de los esfuerzos de Zapatero, seguimos estando todos un poco escasos, pero esto que ahora nos parece de cajón -que somos la especie más preparada para dominar el mundo- no era ni mucho menos evidente cuando empezó esta historia, la Historia de la Humanidad. Durante decenas de miles de años, el humano (o pseudo humano, más o menos parecido a nosotros pero antes de nosotros) no fue más que un animal físicamente tirando a mediocre que sí, era capaz de cazar conejos, pero al que le cazaban y se lo comían animales más grandes y más rápidos.

Gran pregunta: con lo limitados que parecemos a veces, ¿cómo se explica no sólo que los homínidos se pusieran en cabeza, que de entre todos los humanos sólo nosotros, los sapiens, hayamos llegado hasta aquí, sino que hoy estemos modificando las leyes de la evolución y diseñando nosotros los cambios genéticos que nos interesa que se produzcan.

Cómo nos hemos convertido en los reyes del mambo, por qué. Pues somos todos como Trierweiller, unos chismosos. Hay otros motivos, de acuerdo. Pero éste es de lo que menos se mencionan al destacar las facultades humanas y, sin embargo, antropólogos e historiadores confirman que es fundamental.

Nuestra aptitud para la comunicación verbal compleja. Esta capacidad que tenemos para contarnos cosas largas y elaboradas. No sólo para decir: “eh cuidado, que viene un mamut”, que en eso estamos empatados con otras especies, sino para inventar historias, pensar en abstracto -como se dice-, darnos informaciones y, atención, hablar de alguien aunque no esté presente, combinando, si nos apetece, verdades con mentiras.

Si los sapiens somos buenos en algo, es en chismorrear, en estar de charleta hablando lo mismo del jefe, que de la novia, que de Mario Draghi o de la esencia de la nación catalana. Mucho antes del twitter ya se charloteaba de todo a todas horas, aunque la red social de cada uno fuera más reducida que esto que hoy llamamos redes sociales.

Somos los únicos capaces de hablar y debatir no sólo sobre gente que conocemos, sino también sobre intangibles. Conceptos, mitos, instituciones que son una creación nuestra y que sólo existen porque nosotros hemos decidido que existan.

Cuando la primera Valerie homo sapiens le dijo a tres compañeros de cuadrilla, mientras el líder del grupo estaba cazando: “no es fiéis, que el jefe de la tribu no es lo que parece, cuando no le oís os llama desdentados”, ese día, amigos, empezamos a marcar la diferencia.

Bien, si a estas alturas ya se está preguntando usted Alsina hoy ¿qué se ha tomado?” les cuento que estamos en Burgos, en el Museo de la Evolución Humana de Burgos. Que además de ser el gran escaparate de todo lo que los científicos van encontrando, y aprendiendo, en Atapuerca (los yacimientos que están a un tiro de piedra de esta ciudad) es también un recorrido por la historia de todos nosotros. Y que hemos venido aquí a aprender. De los mil seiscientos científicos que esta semana se han venido a Burgos a actualizar todo lo que hoy se sabe sobre la prehistoria.

Burgos, por supuesto. Burgos que, a estos efectos, es “esa ciudad que está al lado de Atapuerca”.

· Para quienes han visitado los yacimientos; para quienes no lo han hecho.

· Para quienes han venido alguna vez a este museo; para los que están (o estáis) por venir.

· Para quienes están interesados en la historia de nuestra especie; incluso para quienes no le ven el menor interés ni a la historia ni a nuestra especie.

Para todos una palabra se ha convertido en sinónimo de lo antiguo. Cuando alguien, en nuestro país, quiere tachar a otro alguien de muy viejuno usa una palabra: Atapuerca.

Atapuerca”, en este aspecto, viene a ser como el superlativo de viejuno. Tú puedes estar mayor, puedes estar antiguo y puedes estar atapuérquico perdido. Que, para otros, es como decir prehistórico. O antediluviano. Anterior al diluvio universal, que durante siglos fue un acontecimiento al que se tenía por histórico -lo contaba la Biblia, cómo no iba a ser cierto- hasta que se fue revelando como una de esas creaciones que han hecho poderoso al homo sapiens: un mito, una leyenda oficializada en la Biblia y transformada este año por Rusell Crowe en una precuela de Transformers. Qué espanto el de...Noé.

Se celebra hasta el domingo en Burgos el Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y eso nos ha animado a hacer aquí hoy el primer especial de La Brújula de la Ciencia -lo hemos llamado “el primero” en la confianza de que hagamos alguna vez un segundo- que va a ser también el primer programa que cuente con público verdaderamente diverso.

Hoy, por primera vez, entre el público de este programa hay seres humanos que no son homo sapiens. Seres humanos de especies distintas -homo hábilis, homo erectus, homo neandertalis- a los que enseguida tendré el placer de presentarles. Son gente corriente, como usted y como yo, poco conocidos en general. Menos, desde luego, que estos hermanos suyos (y nuestros, evolutivamente hablando) de los que también tendremos que decir alguna cosa. Porque siguen siendo noticia. Estas otras especies.

El homo corruptus, por ejemplo, que anatómicamente es muy reconocible porque su mano derecha adopta forma de cazo. Aunque habita la península ibérica, las pruebas más concluyentes de su existencia no están aquí, sino en Andorra y Suiza.

Hoy Felipe González ha dicho que le cuesta creer que Pujol sea corrupto. Lo ha dicho como para echarle un capote pero...¡cielos, es lo mismo que dijo sobre Luis Roldán! (No veo yo que este hombre tenga nada oculto).

Hay noticias del homo fugit, esta especie que se caracteriza por la velocidad con que desaparece (no de la escala evolutiva, sino de la Gran Via cuando aparecen los guardias). El homo fugit, cuyo principal especimen es femenino, Esperanza Aguirre, investigada como presunta autora de un delito de desobediencia a la autoridad por su atropellada fuga. Delito, que no falta.

Y hay noticias hoy del homo ISIS, la especie humana que con más solidez está haciendo que el mundo entero se pregunte si, en lugar de evolución, no se estará produciendo en algunos humanos una seria involución.

El homo ISIS, también conocido como homo califatus, sigue en su empeño de someter a su fanática interpretación de la ley islámica a todo aquel con que se cruce en Iraq o en Siria. De natural este ejemplar, el islamista, es bruto, y los del ISIS lo son hasta tal punto que gobiernos de sensibilidades muy distintas están haciendo causa común para acabar con ellos. Irán se suma a la coalición que lidera EEUU para frenar al Estado Islámico en Iraq.

En nuestro afán por darle una impronta científica y divulgativa al programa, hoy, en lugar de periódicos nos hemos traído algunos libros. A ver cómo resulta esta experiencia insólita.