El monólogo de Alsina: Incierto epílogo del atentado contra Charlie Hebdo
Les voy a decir una cosa.
Concluido el doble secuestro cometido por yihadistas en Francia, muertos los hermanos Kouachi -asesinos de dibujantes- y convocada para el domingo la manifestación en París por la libertad y contra el yihadismo, el presidente de la república francesa se ha dirigido a la opinión pública de su país.
A las seis de la tarde de hoy, dos actuaciones policiales, simultáneas, pusieron fin al doble secuestro: el que mantenían los hermanos Kouachi en Dammartin-en-Goele, a cuarenta kilómetros de París, y el que había realizado una pareja amiga de estos dos individuos en un supermercado de la capital. En el primero de los casos, murieron los dos secuestradores (y antes asesinos) y salió con vida el dueño del local, que se había escondido y ha podido informar, desde dentro, a la policía.
En el segundo, el de París, ha sido “abatido” -como dice la policía— uno de los secuestradores, autor, a su vez –presuntamente-, del asesinato, ayer, de una policía. “Sabéis quien soy”, dicen que dijo el secuestrador del supermercado judío de París cuando la policía estableció contacto con él. “Sabéis quién soy” significa que ya lo condenó la justicia, hace años, por pertenencia a una célula yihadista. De la mujer que lo acompañaba, huída, no hay todavía noticias. En este segundo secuestro, tres rehenes han muerto en circunstancias aún no divulgadas.
Los lobos solitarios acostumbran a no ser solitarios del todo. A veces son pareja, a veces hermanos y a menudo cuentan con amigos tan fanatizados como ellos que les prestan asistencia para conseguir cosas y para esconderlas. Y como los asesinos en serie, les surgen a veces imitadores. En Montpellier, quince minutos después de conocerse el desenlace de los dos secuestros, un grupo de hombres armados asaltó una joyería. Y temieron las fuerzas de seguridad que se tratara, también, de una acción yihadista, como el suceso que minutos después se produjo en Versalles.
Día de calles desiertas en las localidades y los barrios donde se han producido estos sucesos: cientos de agentes, helicópteros e instrucciones a los vecinos para meterse en casa y permanecer alejados de las ventanas.
Los gobiernos sienten la obligación de convencer a los ciudadanos de que se están tomando medidas nuevas que convertirán todo esto de hoy, en efecto, en un epílogo. Hollande recibe a los líderes políticos, atiende las llamadas de Obama, de Cameron, de Renzi, de Rajoy. Anuncian para el domingo una reunión al más alto nivel (así lo dicen) de los responsables policiales.
La información de que disponen es la que ya tenían. La que comparten los servicios de inteligencia de todos estos países. La que les permite, casi siempre, hacer descarrillar los planes criminales, anticiparse a los yihadistas para dejarles ayunos de recursos, de cómplices, de armas.
Los atentados que nunca llegan a producirse quedan para siempre ignotos, desconocidos para la opinión pública. Son los que sí se producen los que sacuden la sociedad y hace pensar a quienes la forman que hemos vivido todos ajenos, o ignorantes, o pasivos, a lo que ya se estaba urdiendo. Ni ajenos, ni ignorantes, ni pasivos. Que los medios sólo nos ocupemos del yihadismo cuando consigue matar en Europa no significa, menos mal, que estén a por uvas las agencias de inteligencia, la policía y, por la parte que les toca en misiones de adiestramiento en países con alta infiltración yihadista, los ejércitos.
Tener fichados a los que van a Siria a graduarse en yihadismo y tener los ojos encima de cada uno de ellos cuando regresar a sus países, que son los nuestros. Ha avisado el director del MI5 británico sobre estos activistas que regresan de Siria con ganas de matar. A la manera de esta semana en París, o a la manera de Al Qaeda, con atentados en los medios de transporte. Unos beben los vientos por Bagdadi y otros por Al Zawahiri, pero están todos en lo mismo. Yendo a Siria a foguearse con estado islámico o yendo aYemen a adiestrarse en los campos de entrenamiento de Al Qaeda. Yemen, donde el miércoles, a la misma hora que en París asaltaban Charlie Hebdo, mataron a 37 jóvenes en un examen para ser policías.
El modelo que extendió Al Qaeda es el de una marca paraguas a la que se apuntan filiales nacionales o grupúsculos creados por tipos entrenados por la organización. Ese modelo convive con este otro que no requiere ni de gran infraestructura ni de grupos: individuos que por su cuenta deciden matar, consiguen las armas y lo hacen. No emiten comunicados.
Exhiben una bandera o gritan “Alá es grande” y se encomiendan a estado islámico que, por supuesto, celebra sus atentados de inmediato y los llama héroes. No hace falta que tengan vínculos entre ellos, aunque a menudo los tienen. Su nexo es la obsesión por acabar con todo lo que represente un obstáculo al imperio de la sharía en todas partes.
Francia se prepara para enviar este domingo su mensaje a los yihadistas que habitan el mundo, empezando por aquellos que habitan la propia Francia. El domingo acogerá París una manifestación multitudinaria a la que asistirán ciudadanos de todos los colores, políticos y de piel, de orígenes diversos, ocupaciones, edades distintas y practicantes de cualquier religión o de ninguna, caminando hombro con hombro en una suerte de simbólico dique, de muro que contenga el avance del yihadismo. Francia en estado de consternación por el atentado del miércoles y este doble secuestro que se ha producido hoy. Francia queriendo creer que sea cierto esto que hoy expresó, más como deseo que como evidencia, el jefe de la policía de París: que “se esté escribiendo el epílogo del atentado contra Charlie Hebdo”. Incierto epílogo.