Monólogo de Alsina: "Houston Génova, tenemos un problema: Alfonso Rus"
A las ocho de la mañana, las siete en Canarias. Les digo una cosa. Si a Susana le sale bien, conseguirá ser lo que, en realidad, ya era. Presidenta. Sólo porque ella quiso hubo elecciones en marzo. Sólo porque ella quiso ha cambiado el parlamento. Sólo porque ella quiso tiene que negociar ahora con más de un grupo.
Susana Díaz, en el primer día de su investidura. Hoy sembrará su discurso de concesiones a los otros grupos camufladas como propuestas propias. El freno a los desahucios —otra vez—; la lucha contra la corrupción, implacable —-otra vez—-. Y las listas abiertas, y la segunda vuelta, ¡y dos huevos duros! Lo que sea para que puedan abstenerse Podemos y Ciudadanos sin que chirríe mucho.
A Susana, Podemos ya no la ve como la casta.
A Susana, Ciudadanos le dará un voto de confianza.
El PP de Moreno Bonilla se plantea abstenerse él también para no quedarse solo. Y el PP de Rajoy se prepara para esprimir la abstención de Ciudadanos: es munición electoral de primera. Los naranjitos al rescate del PSOE a las primeras de cambio.
El partido de Albert Rivera sufre de la enfermedad del crecimiento. De alevín a actor principal en cuestión de meses. De pronto ya no te basta predicar. Hay que votar en un Parlamento. Retratarse, tomar partido. Aupar a Susana o cortarle el paso.
Mejor enfermar de crecimiento, dicen los naranjitos, que enfermar de mengua. Pregúntele si no a Alberto Fabra a ver qué piensa. El candidato del PP valenciano ve tambalearse su campaña. Que a veinte días de unas elecciones autonómicas cacen a otro cargo de tu partido bañado en fango es un serio revés. Incluso para una comunidad con tantos casos de corrupción por metro cuadrado. Houston, Houston (Génova, Génova, tenemos un problema). Bueno, uno, tenemos otro problema, porque al PP valenciano se le acumulan. El de hoy se llama Alfonso Rus. Repudiado. Suspendido de militancia. Y cabeza de lista en Xátiva.
Tantos años después, la dirección del partido informa de que tener a Alfonso Rus en sus filas le produce bochorno. Alcalde de Xátiva desde hace veinte años. Presidente de la Diputación de Valencia desde hace ocho. Presidente provincial del partido desde 2004. Presidente provincial del partido: la última vez lo reeligieron con el 91 % de los votos. El viernes se difundió una grabación en la que está contando billetes después de comer con un constructor. No se le oye decir “vaya, québuena mordida hemos sacado hoy”. Pero a sus compañeros dirigentes del PP les ha bastado para decir ahora: québochorno, quéjeta, quévergüenza. Que estemos en campaña ayuda. Lo han suspendido de militancia (va a acabar teniendo el PP más suspendidos que militantes). Pero…sigue siendo a esta hora su candidato a la alcaldía de Xátiva. De la lista ya no lo pueden borrar. Y de la presidencia de la Diputación tampoco, salvo que le presenten moción de censura. Houston Génova, tenemos un problema. Nuestro cartel electoral en Xátiva es Alfonso Rus, el repudiado. Si el PP gana allí el día 24, ¿lo celebramos?
Fabra no parece un líder con suerte. Cuando salva un escollo, se le aparece un iceberg. En forma de mini gurtel y con grabaciones de por medio. Hay más grabaciones, y de aquí al 24 puede haber goteo. ¿Se acuerdan cómo empezó la Gurtel? Un tipo llamado Peñas, concejal decepcionado no con los suyos sino con el reparto. Había estado grabando reuniones, tacita a tacita, hasta tener un arsenal para tumbar elefantes. La vieja historia: uno de los nuestros acumulando munición por si acaso.
El Peñas de Xátiva se llama Marcos. Marcos Benavent, el hombre al que Alfonso Rus colocó de gerente de la empresa pública Imelsa. Del él se cuenta en Xátiva que lo grababa todo. Y que de lo grabado se desprende que él mismo estaba en el ajo. No era un paladín de la higiene pública asqueado de los mangazos y las mordidas, era uno más de la familia. Hace años montó una peluquería y le puso un nombre premonitorio: peluquería “quéhay de lo mío”. No vale como prueba de cargo pero sí vale como pista. Rus lo colocó de gerente y luego lo descolocó. Forzó su salida —entregó su cabeza— cuando la fiscalía se interesó por el olorcillo raro, a basura, que salía de la Diputación. Fue entonces cuando se escuchó decir al descabezado: “Si caigo yo, aquícaen todos”. La España contemporánea: aquí tienen a otro con la mano agarrada al pico de la manta. Tire, Benavent, tire, que se vea lo que hay debajo. No parece que sea él quien ha acabado tirando.
Porque en esta historia, además de un tipo que graba hay un suegro. En realidad, ex suegro. Que odia a muerte al yerno y consigue las grabaciones que éste guardaba en su ordenador portátil. Es para hacerle la puñeta al yerno para lo que acaba entregando el audio a la fiscalía el verano pasado. Y no es lo único que aportó. Hay también documentos guardados en un lápiz de memoria. Un pen drive. Ay, los pen drive. Qué importantes son para las investigaciones judiciales. ¿Recuerdan lo que le dijo Correa, don Vito Correa,a su abogado? “El puto pen drive, macho”, por ahí nos van a tener cogidos. Por ahí significa, claro, por los usb. Los documentos y las grabaciones. La fiscalía tiene dudas sobre la validez jurídica del material. De lo que no tiene dudas es de que hay tema. El viejo tema: la administración te adjudica un contrato a cambio de que tú pagues comisión. ¿Cómo? ¿Cómo hacemos para que no se note? No hay problema: Marcos monta una empresa privada, o varias, y tú finges que esa empresa te presta un servicio (falso, por supuesto) por el que pagas. El truco de siempre: sociedades falsas, servicios falsos, facturas falsas. Sólo el dinero es de verdad. El dinero y su origen. Que es el abuso de tus funciones como administrador de lo público.
Y la última pregunta, que también es la de siempre: ¿los pagos eran para Rus y sus amigos o para financiar el partido?