Monólogo de Alsina: "¿Y por qué hay que cambiar la forma de elegir alcaldes?"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la última propuesta de Alberto Núñez Feijóo para cambiar la ley electoral y permitir que gobierne siempre la lista más votada.
Madrid | 24.01.2023 08:28
Hoy vuelve a la actividad el colectivo de fijos discontinuos que más visibilidad tiene en la España democrática: los diputados. Que tienen contrato para cuatro años pero entre periodo de sesiones y periodo de sesiones echan unas cuantas semanas mano sobre mano. (Ahora es cuando los diputados que me escuchan se soliviantan y refunfuñan: oiga, que el Parlamento no cierra nunca, algunos hemos trabajado a destajo. No lo dudo).
Comienza el año nuevo parlamentario
Coincidiendo con el año nuevo chino, el del conejo del agua, comienza el año nuevo parlamentario. Sin haber terminado enero -¿quién dice que las vacaciones son largas?- y porque hay que convalidarle al Gobierno los últimos decretos que dejó aprobados antes de fin de año.
Hoy vuelve a la actividad el colectivo de fijos discontinuos que más visibilidad tiene en la España democrática: los diputados
A golpe de decreto viene gobernando Sánchez desde que empezó la pandemia, o sea, tres de los cuatro años que lleva gobernando. Legítimamente, eh, legalmente, eh, con el visto bueno del Parlamento, eh, (todas estas aclaraciones que ahora hay que hacer para que no te acusen de estar atacando al presidente legítimo y cuestionando la democracia, etcétera).
Hoy es sesión de control lo que toca. Ni comparecencias de ministros para ser examinados. Hoy toca homilía del presidente sobre asuntos europeos. La tubería de hidrógeno verde, la guerra de Ucrania, la amenaza que para la construcción europea representan los partidos de ultraderecha… y los partidos conservadores tradicionales como el PP que ha metido a Vox en el gobierno de Castilla y León. Todo, al final, conduce a lo mismo: la permanente campaña electoral.
El PP también está de exhumación
No es sólo el PSOE, como decíamos ayer, quien desempolva su viejo repertorio. El PP también está de exhumación. Se personó ayer Feijóo en el oratorio de San Felipe Neri para desenterrar algunas de las promesas que hizo el PP hace doce años, con Rajoy, y que una vez ganadas las elecciones con mayoría absoluta durmieron el sueño de los justos.
Cambiar la ley orgánica para elegir vocales del Consejo General del Poder Judicial, evitar la puertas giratorias entre la justicia y la política, procurar que los magistrados del Constitucional no estén signifados políticamente, desvincular el mandato del fiscal general del mandato del gobierno o… que el alcalde sea automáticamente aquel que encabeza la lista más votada.
Feijóo ha puesto, o repuesto, todas estas promesas en un spoiler de su futuro programa electoral que ha bautizado como Plan de Calidad Institucional, receptivo el aspirante a los consejos que venían dándole algunos comentaristas para que pusiera el foco en el deterioro de las instituciones que se viene produciendo, según ellos y según él, bajo la presidencia de Pedro Sánchez. El contrato con los españoles, una fórmula que tampoco es nueva y que gusta mucho a los diseñadores de campaña.
El contrato con los españoles, una fórmula que tampoco es nueva y que gusta mucho a los diseñadores de campaña
Más aún a los de esta campaña interminable del PP que parten con la ventaja de que si algo caracteriza al actual presidente del gobierno es haber incumplido su palabra reiteradamente.
En qué quedarán las promesas contractuales de Feijóo sólo lo revelará el paso del tiempo y sólo si en enero de 2024 logra ser investido presidente. También Artur Mas se personó en un notario, el año 2006, para poner por escrito que jamás pactaría con el PP y seis años después estaba sacando, con el PP, sus primeros presupuestos, quién nos ha visto y quién nos ve.
Esta idea de que el alcalde sea siempre el que más votos haya obtenido la inmortalizó Rajoy en una de sus intervenciones más célebres.
Juan era el aspirante del PP a la alcaldía de Benavente, me parece, y no era alcalde porque habían pactado los perdedores. Que era otra cosa que se decía mucho hace años: la coalición de perdedores.
El PP era muy partidario de que gobernara el más votado hasta que le surgieron Ciudadanos y Vox y se encontró con que, no ganando unas elecciones, podía gobernar pactando con los perdedores
El PP era muy partidario de que gobernara siempre el más votado hasta que le surgieron Ciudadanos a la izquierda y Vox a la derecha y se encontró con que, no ganando unas elecciones, podía gobernar pactando con los perdedores. Que es lo que ya venía haciendo el PSOE desde las municipales del 79 con Izquierda Unida, por ejemplo.
Feijóo trata de aliviarse del monotema sobre los pactos con Vox
No tiene la menor esperanza Feijóo de que el PSOE le recoja este guante. Ni hace la propuesta con ese objetivo. La pretensión es poder aliviarse, de mayo a diciembre, del monotema sobre los pactos municipales con Vox para conseguir alcaldías. Como él ya propuso que gobernara el más votado, si luego hay que negociar y compartir ayuntamientos con Vox es porque no se le hizo caso.
Eso, y que lanzar la propuesta de que gobierne el que gane te hace aparecer como ganador. Porque quien no querrá jamás que gobierne el que gana es quien sabe que va a perder.
Qué necesidad hay de cambiar la norma para que el alcalde sea el mas votado
Ayer pasaron dos cosas. Bueno, tres.
La primera es que Feijóo se olvidó de explicar qué necesidad hay de cambiar la norma para que el alcalde sea el mas votado. Quiero decir que en España hay alcaldes de todos los colores, casi todos ellos los más votados, alguno, como Almeida, que no lo fue y no parece que el personal votante lo sienta como una situación insufrible.
¿Quién necesita que la norma se cambie? No será para no tener que pactar gobiernos municipales con Vox, ¿verdad?, a ver si en esto va a ser el PP como Sánchez: obstáculo que se me presenta, ley que cambio para superarlo.
A ver si en esto va a ser el PP como Sánchez: obstáculo que se me presenta, ley que cambio para superarlo
La segunda cosa que pasó es que todos los partidos desdeñaron la propuesta del PP. Empezando por el Partido Socialista, que como había predicho Feijóo la despachó con burla. Broma, chascarrillos, menudencias.
Podemos llamó a Feijóo ignorante
Y la tercera, que Podemos tiró también de su repertorio favorito y llamó a Feijóo ignorante. Aquí, la jurista Teresa Pérez, portavoz morada y elegante en sus críticas.
A ver, Podemos es ése partido que hace nueve años predicaba que el sistema político español estaba blindado para impedir que personas y partidos como ellos pudieran entrar en el Parlamento. Y más blindado todavía para que gentes como ellos nunca pudieran gobernar España.
La transición había cerrado el paso a los partidos nuevos. La ley electoral era un cerrojo y había que romperlo. La Constitución era un lastre, etcétera. Luego se comprobó que todo era mentira, claro: ni el sistema impedía tener escaño ni impedía a Podemos alcanzar el gobierno. Y de cambiar la ley electoral, desde entonces, no se ha escuchado ni media palabra.
Podemos predicaba que el sistema político español estaba blindado para impedir que partidos como ellos pudieran entrar en el Parlamento
Cambiar la forma de elegir alcalde no requiere de una reforma constitucional. Es una ley orgánica. Que puede modificarse en cuanto el Parlamento, que no Feijóo, lo consiere oportuno. Lo que sí requeriría de reforma constitucional es la investidura de presidente. Pero ahí Feijóo no habla de cambiar la norma, sino de que los partidos que lo deseen se comprometan a no buscar apoyos para gobernar el país si han perdido las elecciones. Un compromiso voluntario.
Que al Gobierno de ahora le podrá parecer una broma, o un chascarrillo, pero que no se lo parecía a Sánchez en 2019, cuando era él quien trataba, sin éxito, de sacar adelante su investidura y suspiraba por poder prescindir de Podemos como socio. Aquella campaña de octubre de 2019, presidente.
Se trataba de evitar que la investidura dependiera de un partido minoritario, y extremo, llamado Podemos
Ya, ya lo sé. Sánchez proponía la lista más votada en caso de que los grupos no se pusieran de acuerdo para investir un presidente. No es lo mismo que el gobierno automático de la lista más votada pero tenía entonces una música parecida: se trataba de evitar que la investidura dependiera de un partido minoritario, y extremo, llamado Podemos. Con el que Sánchez alardeaba entonces de no querer compartir gobierno bajo ningún concepto.
Podemos se ha resignado a su condición de costalero del PSOE
Qué campaña la de 2019. Hoy dice Podemos, experto en leyes, que privilegiar la lista más votada sería regresar al bipartidismo. Algo de eso hay. Y es natural que la idea le repugne porque hace tiempo que Podemos no se ve capaz de ganar unas elecciones en ninguna parte. Se ha resignado a su condición de costalero del PSOE porque la cosa no da para más. Ni siquiera con Yolanda de candidata. Si es que Yolanda, alguna vez, se decide a ser candidata, o suma candidata, en alianza con Podemos.