Monólogo de Alsina: "Prohibido opinar"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la línea general de los distintos miembros del Gobierno acusando de golpista a Aznar por llamar a la rebelión nacional, mientras que evitan opinar de la amnistía que exige Puigdemont.
Madrid | 14.09.2023 08:47
Han pasado veinte horas y Feijóo aún no se ha entregado. Yolanda Díaz de Puigdemont le instó ayer, con solemnidad, a que se rinda. Le instó. Con solemnidad.
Formalmente. Más contundencia no cabe. Bueno sí, pueden sitiar la sede del PP. Con un megáfono: ¡Feijóo, ríndase! En nombre de Sumar le exijo que deponga su investidura. Sumar tiene 31 diputados. 106 menos que el PP. Feijóo, que renuncie. Aznar, que se calle.
A este paso, a la vez que tramitan la amnistía van a prohibir por decreto que se opine sobre ella. No te digo ya que se discrepe. Y no te digo ya que se anime a los discrepantes a hacer visible su discrepancia, malditos golpistas.
La palabra rebelión no la pronunció Aznar
Sostiene Yolanda Díaz de Puigdemont, traductora al español gubernamental del español que habla Aznar (póngase el pinganillo) que el ex presidente ha llamado a la rebelión nacional. Es una pena que Díaz no desarollara en qué consiste este concepto, porque ya contamos ayer que la palabra rebelión no la pronunció el ex presidente.
Si la vicepresidenta percibe que Aznar está promoviendo una rebelión, lo que tiene que hacer no es un discurso, ¡es acudir inmediatamente al juzgado!
Y rebelión es, en efecto, un delito (éste lo sigue siendo porque no llegaron a condenar a Junqueras por él, sino Pedro y Yolanda ya lo habrían derogado) pero también es un sustantivo que significa, simplemente, rebelarse.
Si el gobierno ha detectado que se está fraguando un movimiento golpista, oh cielos, si la vicepresidenta percibe que Aznar está promoviendo una rebelión (en su sentido delictivo), lo que tiene que hacer no es un discurso, ¡es acudir inmediatamente al juzgado!
Ahora, si lo que está diciendo es que Aznar llama a rebelarse democráticamente contra una decisión que considera injusta, pues entonces no hay caso. También Yolanda, aún en Galicia, llamaba entre mareas a rebelarse contra los recortes del austericidio. A rebelarse contra la injusticia. Hoy, rebelarse está proscrito. A qué velocidad cambian los tiempos, oiga.
Defina rebelión, presidenta
Predicó ayer la vicepresidenta ante sus diputados del Congreso (bueno, suyos y de Compromís, y de En Común ¡y de Podemos!) -treinta y uno, ciento seis menos de los que sacó Feijóo- y les invitó a hacer un ejercicio de imaginación: "¿Os imagináis un país en el que un expresidente del Gobierno llame a una rebelión nacional?"
¿Os imagináis un gobierno cuya vicepresidenta se niega a reunirse con el líder del partido más votado y mientras se va a Bruselas a abrazarse con un procesado por corrupción?
Pues eso, defina rebelión. ¿Os imagináis un gobierno cuya vicepresidenta se niega a reunirse con el líder del partido más votado y mientras se va a Bruselas a abrazarse con un procesado por corrupción? ¿Contó Yolanda Díaz a sus diputados ayer qué le dijo a Puigdemont en su cita de Bruselas? No. ¿Ha informado Yolanda a los españoles de qué fue lo que le ofreció a Puigdemont para poder seguir siendo ella misma vicepresidenta? No. ¿Ha explicado ya Yolanda por qué si la amnistía es tan buena idea, y tan conveniente, no la incluyó entre sus promesas electorales? No. Es más, ¿ha explicado Yolanda por qué hasta ahora no había mencionado cuáles son sus propuestas para la cuestión catalana? No. Pero de Aznar pregúntale lo que quieras.
Por cierto, ya que estamos con el significado de las palabras, no es lo mismo ser una persona rebelde, que profesa la rebeldía -que eso podría ser, por ejemplo, Xose Manuel Beiras- que ser un procesado en rebeldía, que eso es lo que es Puigdemont, por citar dos nombres con los que ha tenido trato desigual la vicepresidenta.
Del autor del "¿y a ti qué más te da?", llega el "que te calles"
Pero sigamos imaginando. ¿Os imagináis un ex presidente del Congreso, templo del debate, reclamando la mordaza para un político jubilado? Pues no imaginéis. Es Patxi.
Que se calle, hombre. Del autor del ‘¿y a ti qué más te da?’, llega el "que te calles". Tiene autoridad para decirlo Patxi, ¿verdad?, porque sus declaraciones e intervenciones sobre el PP son un modelo, siempre, de concordia, nada de fomentar enfrentamientos.
Ahora, escogió el peor recordatorio posible. Dijo: ¡Aznar nos metió en una guerra ilegal! Pues mira, ilegal y todo, fue bendecida por el Congreso de los Diputados de entonces. ¡Ilegal! Pero bendecida. Por la mayoría parlamentaria que apoyaba al gobierno. ¿Hubo movilizaciones en la calle? Ya lo creo que las hubo. Con el PSOE al frente. Patxi seguro que pensaba: no hagamos esto, por dios, que enfrentamos a los españoles.
Por cierto, su frase del cállese la empezó ayer Patxi con un plural, por si algún otro ex presidente quiere darse por aludido por consiguiente.
Hay ex presidentes. Más de uno. Dejémonos de rodeos y digámoslo de una vez: el único ex presidente que tiene derecho a opinar sobre la amnistía es José Luis Rodríguez Zapatero. Los demás, que se callen.
Lo que no se puede es poner el bozal a quienes emiten opiniones que uno no comparte
Mire: se puede estar a favor de la amnistía, se puede estar en contra; se puede argumentar que contribuye a la concordia, se puede argumentar que consagra la desigualdad ante el delito y la impunidad de algunos delincuentes; se puede estar incluso a favor de una amnistía pero no de ésta. Lo que no se puede es poner el bozal a quienes emiten opiniones que uno no comparte.
Mientras el presidente no emita criterio, los ministros no tienen el suyo
Les está ocurriendo a los portavoces socialistas, a los ministros, a los comentaristas de obediencia probada, que se les nota demasiado lo incómodos que están porque no saben lo que les tocará opinar mañana. Mientras el sumo presidente no emita criterio, ellos no tienen. Y si lo tienen se lo callan para no ser tachados de desleales.
Hay que entenderlo. ¿La amnistía será concedida o tocará presumir de no haberse rendido a la amnistía? A saber. El presidente enmudeció hace semanas y su entorno emite mensajes contradictorios en una maniobra de distracción tan tosca que ya ni siquiera distrae. Así que prefieren hablar de Aznar, que ahí sí están informados de lo que toca decir.
Se les nota demasiado lo incómodos que están porque no saben lo que les tocará opinar mañana
Ejemplo: Teresa Ribera. Nada menos que vicepresidenta tercera. Si le preguntan qué opina de amnistiar a Puigdemont ya sabemos lo que pasa… Balones fuera. No sé si tengo que estar a favor o en contra. Pero si le preguntas por Aznar, mira qué discurso. Que hasta se remonta a los años ochenta.
Ahí erró: crispación, vicepresidenta, cuando la derecha está en la oposición, lo que hay que decir es que genera crispación. Estupendo, entonces. Sabemos qué criterio tiene la número cuatro del gobierno de España sobre Aznar pero no sobre Puigdemont. Y todo porque su jefe ha dejado en manos de Puigdemont investir al presidente del gobierno de España.
Los votantes socialistas repudian la amnistía, pero desean que Sánchez gane la investidura
¿Os imagináis que Sánchez se compromete a convocar, una vez que Junts le haya investido, una consulta popular sobre la conveniencia de amnistiar a Puigddemont? Mira, Carles, tú me invistes y yo te amnistío si el pueblo, en plena libertad democrática, así lo bendice. Pero invísteme antes.
Metroscopia ha hecho una encuesta. No es un referéndum, pero sí mide el estado de opinión de los votantes. A favor de la amnistía, 26%. En contra, 70%. A favor de la manera en que Sánchez está llevando el asunto catalán, 28%. En contra, 63%. A favor de que Sánchez sea presidente por la gracia de Puigdemont, 32%. A favor de que mejor se repitan las elecciones, 65%.
En el universo particular de los votantes del PSOE, 60% en contra de la amnistía, pero 63% a favor de que Sánchez sea investido por los indepes. Repudian el precio que hay que pagar, pero desean que Sánchez gane la investidura. El corazón partío.