OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El intento de magnicidio en Eslovaquia estremece a Europa"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el atentado al primer ministro eslovaco Robert Fico. Un suceso se enmarca en puertas de unas elecciones europeas más reñidas, o crispadas, que en otras ocasiones.

🔴 Quién es Robert Fico, del Partido Comunista a seguir los postulados de Putin y Orbán en Eslovaquia

Carlos Alsina

Madrid | 16.05.2024 09:00

Primero fue el sonido de lo que allí parecieron petardos. Y el revuelo en torno al primer ministro, que estaba saludando a algunos simpatizantes y haciéndose fotos.

Los petardos eran, en realidad, disparos. Realizados desde muy cerca por un hombre mayor que había llamado por su nombre al primer ministro para que se acercara. Las imágenes grabadas recogen cómo los guardaespaldas se llevan al primer ministro, sosteniéndole de los brazos, incapaz ya de mantenerse en pie, hasta el coche oficial en el que lo introducen a toda prisa mientras los policías están inmovilizando contra el suelo al tipo que ha disparado.

Lo siguiente es el sonido de las sirenas de la policía. Y del helicóptero en el que fue trasladado el gobernante malherido hasta el mayor hospital de una ciudad que está a treinta kilómetros de Handlová, el municipio (quince mil habitantes) donde se produjo el atentado.

La información empezó a llegar a los eslovacos como llegan las noticias de impacto: con datos incompletos, impresiones contradictorias y la tensión de la urgencia en la voz de los primeros redactores en sus crónicas telefónicas. Las televisiones recuperaron pronto la última declaración que le habían grabado al primer ministro, apenas diez minutos antes de que su vida fuera abruptamente alterada.

En estado crítico el primer ministro de Eslovaquia

En el centro cultural de la ciudad se había celebrado una reunión del Consejo de Ministros. Nada extraordinario, salvo que el primer ministro querría, al terminar el acto y antes de subirse al coche, acercarse a saludar a los pocos ciudadanos que se habían acercado por allí, vallas de por medio, al otro lado de la calle.

A España la noticia llegó a la vez que al resto de la Unión Europea. El gobernante al que habían intentado matar era uno de los Veintisiete, regresado en octubre a los Consejos que celebran los gobernantes de la Unión porque fue en octubre cuando recuperó el poder que ya había ejercido en dos etapas anteriores. Su nombre a los españoles no nos era familiar. Hasta ayer. Aquí se escribe Robert Fico, aunque en eslovaco suena Fitza, primer ministro (premiera) Roberta Fitza.

"El discurso de odio nos ha conducido a esto"

Fue el ministro de Defensa quien compareció ante los medios a última hora de la tarde de ayer, cariacontecido y sin atreverse a afirmar que el jefe de gobierno vaya a lograr sobrevivir a las heridas que sufre.

El estado del primer ministro es crítico, permanecía en el quirófano, y los médicos preferían no arriesgar pronósticos. Después de la información llegaron las interpretaciones. Interpreta el gobierno eslovaco que el atentado ha tenido una motivación política porque el autor, escritor de setenta y un años que trabajó como vigilante de seguridad y tenía licencia de armas, se había significado contra Robert Fitza.

‘Es el discurso de odio que alimentan algunos lo que ha conducido a esto’, dijo el ministro, ‘es hora de que aquellos que no aceptan el resultado de las elecciones se miren en el espejo’. A su lado, el ministro del Interior, añadió esto: ‘Son ustedes, los medios de comunicación, quienes deben usar su influencia contra la violencia, en lugar de sembrar, como han hecho algunos de ustedes, el odio’. En la BBC declaró el viceprimer ministro.

Imputar al contrario socavar la tolerancia y la democracia

Eslovaquia está a casi tres mil kilómetros de España. Pero algunas de las frases que se escucharon ayer tienen un aroma conocido. En España y en otros países de la Unión Europea (o en todos) donde desde posiciones ideológicas dispares, y enfrentadas, se imputa al contrario socavar la tolerancia, y la democracia, y alimentar la polarización, el conflicto y el odio. Ocurre que quien polariza siempre es el otro, quien genera tensión siempre es el otro, quien odia siempre es el otro.

Conciliar la tensión política propia de una competición electoral con la prudencia para no ser acusados de estar creando un caldo de cultivo violento

Eslovaquia, cinco millones de habitantes, un país del tamaño de Aragón, ingresó en la Unión Europea hace treinta años, justo después de ingresar en la OTAN. Hoy los gobernantes europeos -gobernante y gobernados- amanecen preocupados. En puertas de unas elecciones europeas más reñidas, o crispadas, que en otras ocasiones, habrán de conciliar la tensión política propia de una competición electoral con la prudencia para no ser acusados de estar creando un caldo de cultivo violento, y para no crearlo.

Junqueras sigue ocupando su pequeño trono y se resiste a bajarse

¿Y en España, qué? Pues que a una semana de que empiece la siguiente campaña electoral, admiten en el PSC que hasta el diez de junio no empezaremos a saber, probablemente, qué fruto han dado sus negociaciones con Esquerra para sacar adelante la investidura de Salvador Illa.

Lo primero que necesitan saber es con quién negocian, quién habla en nombre de Esquerra Republicana. El partido tiene un presidente, padre del procés, Oriol Junqueras. Uno de los incombustibles que siete años después del fiasco, y habiendo llevado las instituciones catalanas a su peor situación desde el restablecimiento de la Generalitat en democracia, sigue ocupando su pequeño trono y se resiste a bajarse.

Ya es raro que antes de que se reuniera la dirección para analizar los resultados, su presidente se marcara una epístola a los catalanes, personalista y personalísima, para reivindicarse a sí mismo

Ahora dice que después de las europeas dejará la presidencia y se someterá a la voluntad de los militantes. Sólo que el Congreso Extraordinario lo ha convocado el partido, empezando por él, para noviembre. Seis meses para maniobras y maquinaciones, esto sí que es diferir las responsabilidades.

Ya es raro que antes de que se reuniera la dirección para analizar los resultados, su presidente se marcara una epístola a los catalanes, personalista y personalísima, para reivindicarse a sí mismo. Antes de que los demás me digan algo, me lo digo yo todo. Condicionar el debate interno se llama la maniobra.

Las elecciones del domingo han cerrado un ciclo

De Marta Rovira, número dos del partido, expatriada por voluntad propia en Suiza, dijo la Agencia de Noticias Catalana que está por apartarse del cargo y dar paso a savia nueva. Interpreta, e interpreta bien, que las elecciones del domingo han cerrado un ciclo.

¡Traidor!, la palabra que más teme un caudillo independentista de pura cepa

Nunca va a decir que se ha acabado el procés, pero sí puede decir -adelante, Marta- que lo que se ha acabado es la era Junqueras-Rovira al frente de Esquerra Republicana. Cómo olvidar que fueron ellos -singularmente ella- quien más presionó a Puigdemont en octubre de 2017 para que proclamara la independencia en lugar de convocar elecciones autonómicas. Mucho se habló del tuit de Rufián -aquel Rufián de antaño- con las 155 monedas de plata, pero tiene escrito Puigdemont que fue Rovira quien más envenenó el debate advirtiéndole de la traición que cometería si ignoraba el mandato popular del primero de octubre y aceptaba la oferta de Rajoy para celebrar elecciones. ¡Traidor!, la palabra que más teme un caudillo independentista de pura cepa.

Tiene razón Salvador Illa: el 12 de mayo marca un cambio de etapa. Los catalanes han ido a las urnas y han dicho que hasta aquí llegó el procés. En coherencia deberían llegar hasta aquí, y no pasar de aquí, los autores materiales de aquel atropello.

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