La alergia que a Sarkozy y Hollande les provoca ahora Zapatero
Les voy a decir una cosa.
Decíamos de Francia. La crueldad con que tratan allí al ex presidente del gobierno de España. Qué tiempos aquellos de “Segolene, Segolene”, cuando era nuestro Zapatero la referencia de la izquierda europea. Decíamos ayer de Francia y de la alergia que a Sarkozy y Hollande les provoca ahora Zapatero. Pero eso porque aún no había llegado a Twitter la noticia de que el ex presidente prepara un libro sobre la crisis económica para este otoño.
Les voy a decir una cosa.
Decíamos de Francia. La crueldad con que tratan allí al ex presidente del gobierno de España. Qué tiempos aquellos de “Segolene, Segolene”, cuando era nuestro Zapatero la referencia de la izquierda europea. Decíamos ayer de Francia y de la alergia que a Sarkozy y Hollande les provoca ahora Zapatero. Pero eso porque aún no había llegado a Twitter la noticia de que el ex presidente prepara un libro sobre la crisis económica para este otoño. Trending Topic, tema de conversación preferente esta mañana en Twitter con mucha mala uva y mucha guasa, porque el reto era ponerle título al libro del ex presidente sobre la crisis económica. “Una tarde más y me salgo”, era una de las propuestas; o “La Champions, ¿qué?”; “El hundimiento” u “Otros vendrán que bueno me harán”, éste último sugerido, seguro, por algún partidario del ex presidente Zapatero, de esos que ahora llevan bigote postizo y sombrero de ala ancha para no ser reconocidos ---por sus compañeros de partido, se entiende---. Que Zapatero escriba un libro sobre la crisis tampoco tiene nada de particular, después de todo, y a su manera, él también la ha sufrido. Era el líder político más apreciado de España cuando se hundió Lehman Brothers y dejó el cargo tres años y medio después con su índice de popularidad desplomado. Cabe pensar, por tanto, que el libro no será ni una tesis doctoral ni un manual de ayuda para jefes de gobierno en etapas de recesión ---si acaso sería el antimanual de ayuda: haz todo lo contrario de lo que pongo aquí y aciertas fijo---. Más bien será un “quién me ha visto y quién me ve, con lo que yo fui y para lo que he quedado”. Como las memorias de Jorge Sanz, pero en ex presidente de gobierno. ¿Que se equivocó muchas veces? Pues sí. Como dice Guardiola sobre su felicitación envenenada al campeón de Liga: “Tal vez me equivoqué pero no me arrepiento”. A Zapatero debe de pasarle lo mismo. Y si Rajoy va a repensar toda la estructura del Estado a ver por qué no va a repensar Zapatero el fiasco de su segunda legislatura.
El gobierno, que había levantado grandes expectativas sobre el consejo de ministros de este viernes porque --dijo-- iba a aprobar reformas en la gestión de las infrastructuras para liberalizar ese mercado (o traducido, que pueda entrar capital privado en el AVE o en AENA), ha debido de cambiar de planes o hay más debate interno sobre este asunto del que se dice, porque al final este viernes no hubo nada. Claro, nos ha acostumbrado el gobierno a viernes tan trepidantes y tan intensos, que hoy a los periodistas en Moncloa se les quedó cara de si lo sé no vengo. ¿Esto es tó, esto es tó, esto es todo amigos? Compareció sola la vicepresidenta y explicó que aunque Ana Pastor --la ministra de Fomento-- había presentado un nuevo informe sobre cambios en la gestión de los transportes, se va a seguir estudiando. Es decir, que se ha pisado el freno. Y en ausencia de grandes reformas o recortes que anunciar hoy, quiso convencer la vicepresidenta a los periodistas de que el afán gubernamental por “eliminar duplicidades” y repensar la estructura del Estado está tan vivo, va tan en serio, que hoy mismo comenzó el proceso de redistribuir las competencias. “Guau”, pensaron los informadores, o mejor “guate”: guate, guate, aquí hay tomate. Igual el tomate quedó un poco aguado cuando se supo que la única competencia que, de momento, recupera la administración central es la vigilancia de los ríos, o como dijo la vicepresidenta, la labor de policía de los ríos, es decir, que la potestad de sancionar en las cuencas hidrográficas la recupera el gobierno central. ¡Vaya! Hasta ahora la competencia la tenían los gobiernos autonómicos. Bueno, “hasta ahora”, desde hace medio año, en realidad. Lo que ha hecho el gobierno es derogar un decreto del mes de agosto que impulsó Rosa Aguilar, es decir, que tampoco cabe afirmar que estemos ante un cambio histórico que modifica la estructura del Estado. Más bien es una cosa pequeñita que el gobierno se esfuerza en presentar como el aperitivo de la gran reforma que sigue madurando.
Hoy, por tanto, ni hubo grandes anuncios, ni se dieron nuevos pasos en la reforma financiera que tiene tenso al Banco Central Europeo. Perfil bajo en la reunión del gobierno de este viernes menos movido, que empezó con el dato de la bajada del paro el mes pasado. Que hombre, siempre sienta mejor que baje el paro a que suba, pero no supone, en realidad, cambio en la tendencia que llevamos. La semana pasada, cuando salió la EPA del primer trimestre, recordamos aquí que el mes de abril del año pasado el paro bajó bastante, rompiendo el discurso de los sindicatos que atribuían a la reforma laboral de Zapatero el incremento de los despidos y dando oxígeno al gobierno de entonces para afirmar, ilusamente, que podíamos estar ante el comienzo de una tendencia, la de la reducción progresiva del paro. El resto del año se vio que eso no fue así (abril fue una excepción), y no porque volvieran a cambiar las reglas laborales --que ya no se tocaron hasta febrero de este año-- sino porque la actividad económica de la zona euro empezó a decaer en el verano y siguió cayendo hasta meternos en la segunda recesión a finales de año.
Ahora ha salido el paro de abril de 2012 y también ha bajado. Mucho menos que el año anterior y siempre contando con este hecho diferencial que supone la Semana Santa. Es decir, que si quitamos la estacionalidad (que dicen los enterados) nos sale que tanto en el mes de abril del año pasado como en éste (mucho más en éste) ha subido el paro: siete mil personas en 2011 y setenta mil en 2012. La bajada se debe a la contratación estacional de la Semana Santa, correcto. Y que este abril haya sido peor que el anterior seguramente tiene que ver con el otro dato que no cabe hurtar en este análisis: el contexto económico en el que se produce. En los tres primeros meses de 2011 el PIB creció (es un decir) un 0,3 por ciento; el los primeros meses de 2012 ha caído un 0,3. Igual existe alguna relación entre la marcha de la economía y el paro, aunque los partidos políticos sólo se acuerden de ello cuando gobiernan. Es la historia de siempre, ya sabemos. Un ejemplo más de la falta de rigor con que afrontan los dirigentes políticos el análisis de los datos contribuyendo con denodado esfuerzo a la devaluación diaria del debate público. Si la estacionalidad viene bien a sus mensajes propagandísticos, la destacan; si viene mal, la ignoran. Si están en la oposición, atribuirán el incremento del paro a la reforma laboral del gobierno; pero si están en el gobierno, recordarán que estamos en la peor crisis económica desde Adán y Eva.
En abril suele bajar el paro por la Semana Santa. Que este año baje menos que el anterior es perfectamente lógico porque ahora estamos en recesión y hace un año aún no lo estábamos. Ni existen datos objetivos para poder afirmar que los parados de 2011 fueran consecuencia de la reforma laboral de Zapatero ni existen para decir que los parados de 2012 sean producto de la reforma laboral de Rajoy. Lo único comprobado es que ni la reforma anterior ni la nueva han conseguido frenar la destrucción de empleo. Es decir, que el paro sigue yendo a más y que no hay cambio alguno de tendencia. Pero, ¿y lo eficaz que resulta tirarse los parados a la cabeza? Lo rabiosamente político que queda sesgar los datos para poder decir que el otro lo hace todo peor. ¿Qué sería de un portavoz de partido si ni pudiera entregarse en cuerpo y alma a esta patética tarea?