Marta García Aller: "Todo apunta a otra Guerra Fría cada vez más fría"
Marta García Aller reflexiona sobre la amenaza de China para arrebatarle la hegemonía mundial a EEUU y el desafío que eso supone para Occidente.
Xi Jinping va camino de ser el líder supremo de China para otros cinco años en el vigésimo Congreso del Partido Comunista. Ya se habla de él como el líder chino más poderoso desde Mao Tse Tung y, sin embargo, cuando en 2012 llegó al poder una de las razones por las que los líderes del Partido lo eligieron fue porque tanto sus amigos como sus enemigos creyeron que podrían controlarlo fácilmente.
En eso se parece al éxito de Putin en su ascenso al poder hace 20 años. También en que los dos líderes autoritarios han sabido hacerse con todo el poder y eliminar las restricciones de mandatos. Y tanto el dictador ruso como el chino descartaron la democracia como peligrosa al llegar al poder mientras Occidente comerciaba cada ve más con ellos. Y ahora que Xi ha duplicado el gasto militar en China todo apunta a otra Guerra Fría cada vez más fría. Otra.
Igual que pasó con Rusia, también con China pareció una buena idea ser cada vez más dependientes de su imperio mientras surtía occidente de ropa, zapatos y móviles baratos. La idea era que cuantos más lazos comerciales nos unieran, más se garantizaría la paz. Ahora que China puede arrebatarle la hegemonía mundial a EEUU, la cosa cambia.
La economía rusa tiene el tamaño de Italia, es muy pequeña comparada con China. Y si, como dice Xi, China no renunciará al uso de la fuerza armada para reunificar Taiwan… ¿Qué podría hacer realmente EEUU en caso de que la invadiera? No se puede permitir aplicar a Xi las mismas sanciones que a Putin.
Pero lo que más preocupaba a los chinos del discurso de Xi, y teniendo en cuenta que son 1400 millones eso es mucho preocupar, es si la política de cero covid y las restricciones estrictas que ahogan la economía de tantas familias se va a relajar. No parece.
Xi no ha asumido en su discurso que su política de covid cero, ni ninguna otra, sea un problema. Al final, en su discurso mucha retórica y pocas soluciones prácticas. Eso sí que resulta familiar.
¿Moraleja?
China promete un nuevo orden mundial y para Occidente es un desafío colosal.