Marta García Aller: "No hay más que ver este G7, para ver que el liderazgo occidental tiene un boquete"
Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre la falta de liderazgo en las democracias más poderosas del mundo, donde Giorgia Meloni es la única que transmite poderío.
Ahora que estamos en un momento de turbulencias democráticas, con el viejo orden mundial a la deriva y cada vez más líderes autoritarios, más hiperliderazgos y extremismos, ¿qué nos encontramos en la cumbre del G7? Seis patos cojos y Giorgia Meloni.
No hay más que ver las fotos de la cumbre de los países más poderosos del mundo para ver que los líderes de las mayores democracias no están, digamos, en su mejor momento. Meloni es la única que transmite poderío. Es la anfitriona de la que posiblemente sea la reunión de líderes más débil del G7 en muchos años.
Macron acaba de perder estrepitosamente las elecciones europeas y está, igual que Rishi Sunak, más fuera que dentro. Tanto en Francia como en Reino Unido hay elecciones anticipadas que pintan muy mal para los dos.
En Alemania, también Scholz acaba de salir trasquilado de las urnas y tampoco tiene pinta que vaya a durar mucho en el poder. Trudeau ya lleva nueve años de primer ministro de Canadá y también está de salida. Qué lejos queda aquel joven Trudeau, aprendiz de Obama, destinado a sucederle al frente del orden liberal y del glamour de estas cumbres.
El japonés Fumio Kishida tiene su popularidad en mínimos y podría abandonar el cargo antes de que nos terminemos de aprender su nombre. Von der Layen depende de Meloni para salir reelegida.
Y luego está Joe Biden. Que, a ver, poderío poderío tampoco es que transmita mucho a pocos meses de las elecciones en las que Trump vuelve a ser el favorito. Su desorientación no es solo una metáfora de campaña.
Y este es el G7 que tenemos un momento crucial para la geopolítica mundial, lleno de desafíos tan preocupantes como el auge de los populismos, la guerra en Ucrania y la batalla comercial con China.
Los más poderosos, desde luego, ya no lo parecen mucho. Bastante lío tiene cada uno en su casa como para andarse preocupando mucho de arreglar el mundo.
¿Moraleja?
No hay más que ver este G7, para ver que el liderazgo occidental tiene un boquete.