Marta García Aller: "Donald Trump ha sido condenado por abuso sexual, pero a sus votantes les da igual"
Marta García Aller reflexiona sobre la condena a Donald Trump por abuso sexual y difamación. Una sentencia que no habría sido posible sin el movimiento #MeToo.
La condena a Donald Trump por abuso sexual tiene doble lectura. Una es que uno de los hombres inspiradores de la indignación del #MeToo, al que en 2016 cuando estaba en campaña se le oyó decir en unas grabaciones que cuando eres rico y famoso con las mujeres puedes hacer lo que quieras, ya no es tan impune como se creía. Llamó loca y mentirosa a Jean Carroll -Trump ha llamado loca y mentirosas a muchas mujeres que lo han denunciado por abusar de ellas en las últimas décadas-, pero Carroll es la única que ha conseguido ponerlo delante de un jurado y que el jurado dicte que el mentiroso es él.
Carrol, ex columnista de la revista Elle, acusó a Trump de violarla en los probadores de una tienda de lujo de Manhattan en los años 90. Lo contó ella en un libro de memorias y él la insultó en redes por ello. Un jurado de seis hombres y tres mujeres ha concluido que Trump es culpable de abuso sexual, aunque no de violación, y de difamación. Tendrá que pagar a Carroll casi cinco millones de dólares. Trump ya es, oficialmente, un depredador sexual.
Una manera de verlo es lo mucho que hemos avanzado en los derechos de las mujeres en los últimos años. El jurado ha entendido que la víctima puede guardar silencio durante décadas; que su trauma puede incluir la necesidad de callarse u olvidar algunos detalles; y que uno de los hombres más poderosos del mundo no es tan intocable como se creía.
La paradoja es que esta sentencia contra Trump no habría sido posible sin el #MeToo, ni el #MeToo habría empezado sin Trump.
Otra manera de verlo es que se puede ser un depredador sexual y tener muchas posibilidades de ganar las elecciones. Un ex presidente de Estados Unidos ya no es intocable, puede ser condenado por abuso, sí. Pero un abusador puede ser el futuro presidente de Estados Unidos.
La misoginia con la que Trump habló de las mujeres en su primera campaña electoral no le impidió llegar a presidente del Gobierno. Y ser condenado por abuso sexual no va a impedirle presentarse de nuevo y hasta le puede ayudar.
¿Moraleja?
Donald Trump ha sido condenado por abuso sexual, pero a sus votantes parece darles igual.