Marta García Aller: "Bolsonaro, fiel seguidor del manual del Trumpismo"
Marta García Aller analiza las estrategias utilizadas por Jair Bolsonaro, muy cercano a Trump, tras su derrota en las elecciones de Brasil.
Por fin ha hablado Jair Bolsonaro tras su derrota ante Lula da Silva en las elecciones de Brasil del pasado domingo. Ha hablado, sí, pero sin mencionar que ha perdido las elecciones. Ni reconoce la derrota ni cuestiona el resultado. Solo dos minutos ha durado su intervención, ambigua, en la que no mencionó a Lula, pero sí diciendo que cumplirá los mandatos de la Constitución.
No sé si es del todo tranquilizador lo que entienda por constitucional un presidente que, recordemos, envió una carta a la ONU negando que en Brasil hubiera habido un golpe de estado. Bolsonaro defendía la intervención militar de 1964 porque, según el ultraderechista, era necesaria para hacer frente a una "creciente amenaza del comunismo en Brasil". Así que lo que Bolsonaro pueda entender que es bueno para la patria de aquí al 1 de enero, cuando tiene que ceder el poder a Lula, todavía resultará inquietante unas semanas más.
Como ya no dice cosas como que ‘solo Dios’ podría destituirlo de su cargo su comparecencia ha resultado tranquilizadora. Es lo bueno de mandatarios que nos tienen acostumbrados a decir tantas barbaridades, que a poco que dejen de decirlas resulta tranquilizador. Aunque las siga pensando. Al menos su jefe de gabinete ha dicho que cooperará en la transferencia del poder, algo que por otra parte ya había empezado en el resto de instituciones de Brasil.
Bolsonaro ha seguido durante todo su mandato, y en especial durante las elecciones, el manual del trumpismo. Sin embargo, Bolsonaro no ha recurrido por las vías legales el resultado ni está insistiendo como hacía Trump en el fraude electoral, al menos no explícitamente.
Pero a los partidarios exaltados de Bolsonaro que se niegan a aceptar el resultado y levantan barricadas por todo el pais les ha hecho un guiño. Dijo que lo que hacían era expresarse por la ‘injusticia’ e ‘indignación’, de cómo se desarrolló el proceso electoral. De aquí al 1 de enero que le toca abandonar el poder, Bolsonaro puede todavía generar mucha inestabilidad. Eso también es del manual del Trumpismo.
¿Moraleja?
Si de la derrota de Trump aprendimos algo es que este periodo de transición de Bolsonaro se puede hacer muy largo.