Resulta descorazonador comprobar cómo hay una mínima parte de nuestra sociedad, que anida en los estercoleros de las redes sociales, para contaminarlos con insultos, cuando alguien no se deja contaminar por ellos. Ayer, el presidente del Atlético de Madrid en un acto con el alcalde de Madrid y con una representación del Real Madrid y el presidente de la Liga de fútbol profesional, respondió con amabilidad y educación a un periodista que le preguntó si cederían el Metropolitano al Real Madrid para jugar con público algún partido en el mes de julio, si como parece, el CSD permite que entre un tercio del aforo a los estadios, si la epidemia continua disolviéndose.
Enrique Cerezo contestó con amabilidad y dijo que por supuesto. De hecho el Atlético de Madrid en situaciones parecidas ha jugado en el Bernabéu de local, y el Majadahonda utilizó el Metropolitano hace dos años mientras acondicionaban su campo.
Una lluvia de insultos e improperios comenzó a caer en las redes sociales como agua sucia, como opiniones fecales. ¿Qué esperarían que dijese un presidente correcto en esta situación? ¿Contestar con un desprecio, un insulto tal vez? ¿Es lo que demanda el momento? ¿Es lo que se lleva ahora? ¿La radicalidad? ¿El extremismo? No sé si se ha perdido la memoria o es que se perdió definitivamente el conocimiento en algunos casos, pero ya el Madrid jugó en el Metropolitano antiguo cuando estaban terminando de levantar el Bernabéu, quizá sin conocimiento no hay memoria, y sin memoria no se puede conocer la historia, pero ya es triste que en esos estercoleros de las redes sociales haya quien el odio lo haya convertido en virtud. Y no debemos temerles, porque la amistad del imbécil es más peligrosa que su odio