Durante la primera parte, dio la impresión de que el Madrid jugaba dentro del Vesubio. Hasta que apareció Sergio Ramos. En cinco minutos, resolvió la eliminatoria con dos cabezazos formidables. Así es Sergio de torero. Se ha especializado en goles que rescatan al equipo cuando peor lo está pasando. Hablamos de la pegada de la BBC, pero si los de arriban fallan es Sergio Ramos quien sale voluntario para resolver el partido. Y cuando los hechos extraordinarios se repiten varias veces, la casualidad convierte a los hechos en personas extraordinarias, que tendrán días peores, pero seguirá siendo extraordinarios. En definitiva, que no hubo sorpresa en Nápoles. Lo que había empezado con susto terminó con Morata mandando callar a San Paolo.
Y si lo de ayer fue intenso, lo de esta noche tampoco habrá quien se lo pierda. El Barcelona busca una remontada que sería histórica. Para conseguirla, se encomendará a todos los santos de guardia, desde Messi hasta San Juan de Dios, patrón de los necesitados y aquí hay necesidad; al menos, de goles. Hay que marcar cinco sin que los franceses hagan uno. No se recuerda una hazaña semejante, pero tampoco se recuerda una delantera como la del Barça. En el mejor de los casos, disfrutaremos de una hazaña inolvidable; en el peor nos consolaremos con el éxito de Unai Emery, que también es uno de los nuestros.