Compitió en Old Trafford como un grande, consiguió que el Manchester terminara pidiendo la hora y quiero pensar que la experiencia le ayudará mucho cuando vuelva a pisar estas alfombras. Para la afición también habrá resultado una aventura inolvidable. Manchester, que es una ciudad más bien gris, se pintó ayer de celeste. Casi tres mil seguidores del Celta viajaron para apoyar a su equipo. Una vez en la grada, la Rianxeira se hizo notar más que las voces de los ingleses. Sobre el campo, también el Celta llevó la voz cantante.
El Manchester es un equipo de mucho músculo y muchísimo dinero, pero le falta alma. Ni siquiera el gol del greñudo Fellaini hizo que el Celta bajara los brazos. Lo intentó sin descanso, logró empatar y sólo le faltó la pizca de suerte o acierto que exigen las hañazas. Felicitaciones a Vigo y gracias por prestarnos un pedazo de vuestra ilusión.
Los clubes de primer nivel se construyen de esta manera, a base de insistir y a base de creer. Lo hemos podido comprobar en los últimos años con el Sevilla y antes con el Atlético. En el fútbol, hay puertas que sólo se abren si eres capaz de aporrearlas.