Pero es que cuando se enfrentaba al texto, las letras se torcían y mezclaban hasta volverse un desastre incomprensible. Fue superando los cursos y llegó hasta la Universidad, donde estudió Arte. Allí, creó un tipo de letra dentro de su proyecto de graduación y resultó todo un éxito, tuvo tanta demanda que creó una familia tipográfica que pudiera instalarse en los ordenadores.
Dyslexie por ejemplo hace las letras con más volumen en la parte de abajo para que al girarlas, se vean antinaturales y las puedas colocar bien, cuenta Christian. Es una tipografía muy asimétrica. En lugar de mantenerlas en un tamaño uniforme, algunas tienen "palos" más largos que ayudan a que resalten más en las palabras. Las que son parecidas, como la "v", la "w" y la "y", varían en altura y la parte superior de la "b" es más estrecha que la de la "d" para distinguirlas mejor.
Su tipografía no es la única en el mundo pero sí que exagera mucho más las asimetrías que otras para facilitar la lectura. Hay investigaciones que demuestran que algunos disléxicos cometen menos errores cuando leen con su fuente y cada vez la demanda más gente. Él no sabía que había tantas personas con su mismo problema: entre el 10 y el 20% de la población tiene alguna forma de dislexia y se calcula que más de 700 millones de niños y adultos en el mundo están en riesgo de ser excluidos socialmente y de no ser alfabetizados.