Fronteras del Futuro: Granjas de insectos
Javier Sevillano rompe las fronteras del futuro en 'La rosa de los vientos'. La cría de insectos para el consumo humano es cosa del presente, del pasado y, sobre todo, lo será del futuro si queremos reducir el impacto del cambio climático.
Comer insectos es una cuestión que, en términos generales, inquieta a buena parte de la sociedad occidental. Sin embargo, se trata de un hábito que ha formado parte de la humanidad desde prácticamente los orígenes de la cocina. Si bien en algunos países, como los asiáticos, el consumo de insectos es un comportamiento dietético con una larga historia de miles de años de antigüedad, en Occidente todavía somos algo reticentes a pesar de que el consumo de insectos podría ayudar a combatir el cambio climático.
Así pues, hoy Javier Sevillano rompe las fronteras del futuro en 'La rosa de los vientos' con las granjas de insectos; porque la cría de insectos para el consumo humano es cosa del presente, del pasado y, sobre todo, lo será del futuro si queremos proseguir con un desarrollo sostenible de la especie humana.
Las granjas de insectos
Piruletas de escorpión o brochetas de grillos son solo algunas de las propuestas culinarias que paulatinamente van incorporándose a la cocina más exótica y suculenta de Occidente. El hecho de que haya un millón de especies de insectos, que representan el 80 por ciento del reino animal, ha suscitado nuevas propuestas para las que poco a poco deberemos habituarnos.
Los expertos estiman que los insectos, gracias a sus efectos nutritivos, se pueden convertir también en un instrumento para combatir el cambio climático en el tránsito hacia un sistema alimentario más sostenible. Es por eso que cada vez comienzan a construirse más granjas de insectos que, por cierto, son mucho más sostenibles que las macrogranjas ordinarias.
Una granja de insectos es un recinto destinado a la cría, reproducción y engorde de insectos para finalidades tales como la creación de harinas, la elaboración de pienso animal y, cada vez más, para la alimentación humana en lo que se conoce como “entomofagia”.
Estas granjas de insectos son lugares reducidos en contraposición con otras granjas de animales donde se requiere de grandes extensiones de terreno y naves. En apenas cien metros cuadrados puede construirse todo un arsenal alimenticio que, sin duda, protagonizará un futuro mucho más ecológico y sostenible.